lunes, 21 de octubre de 2013


Nuestra incómoda autonomía


STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
23 de Julio 2007

"Ya no distinguen ustedes nada, son un puro impulso. Y combaten ahora movidos tan sólo por la cólera ciega, más atentos a las armas y a las acciones espectaculares que al orden de las ideas, obcecados en revolver cielo y tierra, en seguir una idea fija." Albert Camus en Cartas a un amigo alemán.  

El pensamiento autónomo y crítico representa un peligro para aquellos gobiernos cuyo norte es imponer su proyecto de país. El actual gobierno poco se diferencia de los anteriores en este aspecto. Necesita una universidad parcializada a su favor, unos intelectuales que legitimen su ejecutoria y un movimiento estudiantil sumiso. Para nosotros es un honor ser garantes de que tales necesidades no sean satisfechas.

El Gobierno Nacional, desde su postura sesgada, pretende hacer ver al principio de autonomía como una condición ofensiva contra el pueblo venezolano. Es paradójico pues, exceptuando a los militares (que poco o nada entienden de este tema), muchos de quienes están hoy en el poder fueron profundos defensores de la autonomía.  

La amenaza no sólo reside en la Asamblea Nacional, cuyos debates sobre la reforma de la Ley de Universidades ocurren en secreto, sino también en esos sectores que han negociado la defensa de la autonomía con el gobierno o con el mercado.

Voceros del gobierno alegan que las universidades están de espaldas al país, que el conocimiento generado no es pertinente socialmente y que “en las universidades hacemos lo que nos da la gana”. Surgen, entonces, varias interrogantes: ¿qué tipo de conocimiento puede producir una universidad intervenida y controlada por el gobierno?; ¿cuál es ese conocimiento que ellos estiman pertinente?; si los principios de pluralidad, universalidad y diversidad son contrarios al pueblo e impertinentes socialmente, entonces, ¿cuáles son los principios que estarían del lado del pueblo? La escuela de Artes, p.e., gradúa musicólogos. ¿El hecho de que no consigan empleo en su área quiere decir que la universidad está de espaldas al país? ¿No lo estará el Metro de Caracas, por ejemplo, por someternos a una mediocre audición musical que deja en evidencia que en tal empresa del Gobierno no hay un musicólogo?

Una comunidad que decide sus búsquedas a partir de la multiplicidad de enfoques que la conforman supone un peligro para un poder hegemónico y de pensamiento único. Tras la ferviente solicitud “¡Intervención, Presidente, intervención!”, se oculta una ingenua confianza en que el Presidente podrá resolver lo que muchos no han podido, desde los distintos espacios universitarios. Si en tono autocrítico debemos asumir las fallas en el funcionamiento de la universidad, ello no nos pondrá en la cómoda y rastrera postura de solicitar la injerencia de este Gobierno... de seguir una idea fija. 

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