miércoles, 23 de octubre de 2013

La Asamblea, un debate obligatorio

STALIN GONZALEZ |  EL UNIVERSAL
6 de noviembre de 2009 

Leyendo un artículo que escribió Cabrujas en el 92, hace más de diez años, me sorprendía lo poco que se ha avanzado en cuanto a la acción o agenda legislativa en este país, es decir, cómo se ajusta de forma tan exacta la caracterización que en aquel momento presentaba José Ignacio a lo que es hoy el Hemiciclo.

La Asamblea es el tema en boga y es porque se acercan las elecciones que los amigos oficialistas tanto han retrasado, definitivamente el espacio que por naturaleza debe estar lleno de debate, de discusión, el espacio que debe ser multicolor, el espacio donde se define el rumbo del país es hoy no más que un teatro burdo; decía entonces Cabrujas: "¿Pecaría de exagerado si me permitiera aseverar que el Congreso de Venezuela es un desecho, una mala consecuencia del plástico, totalmente carente de historia? ¿Que en realidad lo que allí se dice ni nos va ni nos viene ni nos afecta? ¿Que no importa si el mamotreto sesiona o anda de vacaciones? ¿Que en general está integrado por una manga de holgazanes capaces de convertir esa edificación de falso estilo romántico-ateniense en un club donde diputados y senadores acuden a hablar por teléfono, a encargar marroncitos, o a encontrarse por aquí y por allá y qué hubo y cómo está la vida?" JIC, ¿existe diferencia entre esto y lo que es hoy un grupo de oportunistas que solo apuntan a redactar leyes absurdas para complacer al gran líder de la revolución?, ¿no es esto más que un club de amigos cansados de verse la cara no sólo en las sesiones sino además en las peroratas de su jefe máximo?, ¿no es esto una burla al pueblo venezolano, que además paga con creces los pequeños suelditos de los diputados?

La oposición, ahora envuelta en la diatriba de la unidad, debe pensar y reflexionar cuál es la importancia de lo que nos estamos jugando a la hora de hablar de la Asamblea, sobre todo en un país donde el autócrata manda y los demás aplauden como focas e intentan hacer, debemos en principio pensar en una agenda legislativa para el país, debemos incluso pensar cómo cambiar la relación casi inexistente de los venezolanos con las leyes, debemos entender la relevancia de tener una Asamblea crítica que en verdad logre frenar las desmedidas del Ejecutivo, debemos entender que lo que está en juego no tiene que ver con personalismos y oportunismos electoreros sino lo que está en peligro es el espacio que pudiera comenzar a cambiar la realidad tan atroz de tener todos los poderes secuestrados en manos de un hombre que gobierna según como se levanta, algunos días de izquierda y otros de derecha, debemos entonces hacer nuestros mayores esfuerzos para lograr no una unidad de votos, sino una agenda en común, lo que ya suena trillado y repetitivo, pero que en verdad es una necesidad, un proyecto de país, eso debe ser una discusión impostergable.

La invitación, entonces, es a trabajar por entender que la Asamblea no puede seguir siendo el 15 y último de los diputados, que la Asamblea no puede seguir siendo el patio trasero de Chávez, que la

Asamblea tiene que comenzar a gobernar de cara a un país en el que no todos pertenecemos al PSUV y que debe existir representatividad en el lugar donde por excelencia se hace política.

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