martes, 21 de junio de 2016

Un Estado Responsable


Desde que asumimos la responsabilidad de representar a la gran mayoría que quiere  dar un cambio, con el nuevo periodo legislativo en el mes de enero, nos hemos enfocado en diagnosticar muy al detalle el estado de los servicios públicos que presta el gobierno a cada una de las personas, lo que nos ha llevado a tener contacto con las distintas comunidades en distintas zonas del país, tanto en la oriental, como en centro occidente del país.

En nuestra labor, hemos conseguido que en los últimos 17 años de gobierno, el país ha venido sufriendo un franco deterioro, no solo en la alimentación, cuestión fundamental para cada familia venezolana, sino también en todas aquellas responsabilidades primarias que debe atender el Estado, por ejemplo, agua potable, servicio de electricidad, de aseo urbano, médico asistenciales entre otros.  Vemos con mucha preocupación que las comunidades solo escuchan argumentos vacíos y consignas ideológicas para justificar su irresponsabilidad ante la desatención que hemos venido sufriendo.

Ante las fallas de servicios de electricidad y de luz, escuchamos excusas tales como “sabotaje eléctrico” o es la culpa de “El Niño”, entre muchas otras que varían de acuerdo a la ocasión, pero la verdad es que en este país no se ha aumentado la capacidad de generación eléctrica ni de servicios de potabilización en los últimos 6 años, (momento que Venezuela sufrió por última vez los efectos del cambio climático), mientras que en el mismo período la población y las necesidades del país han venido creciendo de forma natural y sostenida.


Este mal gobierno está lleno de justificaciones, de corrupción y de dinero desviado de sus causas naturales, lo que es causa y  muestra de la crisis que estamos viviendo. Un estado responsable debe tener la capacidad de planificar de manera sustentable, el cumplimiento de sus funciones de prestación de servicios de calidad, y como bien sabemos, este gobierno es incapaz de cumplir con sus responsabilidades. Es por ello que convocamos al proceso revocatorio y pedimos un cambio de gobierno.

La OEA y Dialogo


Cada día más el mundo entero, a través de los distintos espacios y miembros de la comunidad internacional, centran su mirada en la crisis política, económica, social, de salud que este desgobierno nos hace sufrir todos los días. La dramática foto de Oliver Sánchez solicitando medicamentos para su tratamiento y que,  lamentablemente fallece por no conseguirlo, dice mucho más de lo que Maduro quiere ocultar.

Es motivo de una inmensa preocupación, y no de orgullo propagandístico, que en el seno del principal foro político que garantiza la Democracia, los Derechos Humanos y la Paz en el continente, haya tenido que solicitar  una reunión extraordinaria para ver qué acciones recomiendan los países vecinos para darle solución a los problemas que sufrimos los venezolanos.

La Mesa de la Unidad Democrática, tiene como objetivo principal buscar una solución pacífica, electoral y democrática a los problemas de escasez, inflación, inseguridad, ausencia de medicinas, que nos aquejan a todos, todos los días. Y en esa ruta, el diálogo que busca adelantar la MUD pasa por activar los mecanismos constitucionales de manera oportuna para la realización del Referéndum Revocatorio como instrumento de mediación de diferencias.

Los mismos principios que defendemos diariamente desde la Asamblea Nacional, fueron los que motivaron al Secretario General a presentar un informe que alerta del peligro de la calidad de la democracia en Venezuela, y que promovieron a los países miembros a acordar una resolución que ratifiquen “el pleno respeto de los derechos humanos, de manera oportuna, pronta y efectiva a la solución de las diferencias y la consolidación de la democracia representativa”.

De esta manera vemos ratificado que nuestro camino es el diálogo, pero con condiciones, y esta condición no es más que respetar a la Constitución y a las leyes, realizando los pasos que día a día nos lleve a revocar esta crisis general en la que nos tiene 

Caracas Quiere Revocatorio


El pueblo de Caracas quiere revocatorio. No queda duda que daca día hay más razones para revocar a un gobierno abusador, represivo, corrupto e ineficiente. En la calle no vemos otra cosa que gente aglomerada en los distintos supermercados, abastos y farmacias, para poder comprar algo con el poco dinero de cada quincena.

El municipio Libertador es de la gente, no de un grupito de enchufados o de un alcalde psicótico obsesionado con el poder. Basta de separarnos por colores,  premiando a unos pocos y castigando  a la mayoría con largas colas, desabastecimiento e inflación. Los caraqueños queremos vivir mejor, y  en nuestras parroquias sabemos que la única manera de superar esta crisis es revocando a Maduro, y así lo demostramos saliendo vigorosamente a las calles a firmar por un revocatorio.

Este gobierno y su cúpula roja no pueden pretender, mediante funcionarios corruptos, darle largas al proceso revocatorio iniciado por la gente, dándole la espalda al clamor de todos los que luchan por estar en un país mejor, en una ciudad mejor. Evitar que el pueblo sea quien decida por el destino de Venezuela, es una estafa a su Constitución y a la democracia protagónica y participativa. El referéndum revocatorio es un derecho constitucional, no una opción a capricho de quien tiene el poder y, además, a quien se está solicitando su salida.


Que nadie del gobierno se confunda, nuestro reclamo es legítimo y justo, es un grito  del pueblo. Los caraqueños queremos marchar libremente y  exigir al CNE nuestros derechos, de manera democrática, pacífica y sobre todo constitucional. Y la seguiremos haciendo hasta que logremos el objetivo de hacer consultar legítimamente al pueblo y así revocar a este mal gobierno que nos tiene pasando hambre.

La Separación de Poderes


En los últimos días hemos asistido a una nueva demostración de la voluntad democrática y participativa de la inmensa mayoría del pueblo venezolano, acudiendo de forma masiva al proceso de recolección de firmas que dé inicio al proceso revocatorio del Presidente de la República de Venezuela. Este deseo de cambios se puso de manifiesto al recolectar, más de 10 veces, las firmas solicitadas por el Consejo Nacional Electoral.

Pero el miedo de unos pocos que ostentan el poder se empeñan en retrasar el proceso, con interpretaciones absurdas y amenazas sin sentido, intentando quebrantar el espíritu de participación y de manifestación política y pacífica de todos los venezolanos. Esta actitud solo demuestra la clara ventaja que hoy en día representa la opción cambiar y mejorar las cosas, frente a los que gobiernan y amenazan, por pánico a perder los privilegios que tienen, en desmedro de un pueblo en crisis.

También hemos visto que estas amenazas y estas acciones, son dirigidas por, miembros de distintas ramas de poder público, queriendo intervenir y alterar un proceso que debe ser administrado, vigilado y garantizado por su resguardo y transparencia por el Poder Electoral, sin intromisión de alcaldes ni diputados de ninguna facción política.


Este CNE debe responder de forma clara y transparente a la solicitud presentada por la Mesa de la Unidad Democrática, respetando el deseo de la mayoría, y siendo garante de la separación de poderes, en momentos donde personeros de este gobierno, angustiados por su inminente salida, buscan intimidar, no sólo al que está convencido del la necesidad de cambio, sino a las demás instituciones del  Estado que cumplen su rol. Este CNE debe actuar como árbitro y saber separar su función como árbitro electoral, alejado de las presiones que otros intentan realizar.

Un Dialogo Sincero


Cuando asistimos a un proceso de diálogo y concentración política, debemos participar entendiendo que acudimos a un espacio lleno de diferencias y con diversidad de objetivos y posiciones, pero  también debemos comprender que este proceso de diálogo debe tener como condición,  la cualidad de ser un diálogo sincero y honesto.

En las actuales condiciones que reinan en el país, con una crisis económica que escala cada día y que empobrece más a los venezolanos, y con una discusión de sordos entre las distintas instituciones del Estado, pareciera que el momento nos obliga a apartarnos de nuestras posiciones y acordar, de una manera transparente, una agenda de diálogo político cuyo principal objetivo sea buscar una salida concertada a la actual crisis. Una agenda en lo político, en lo económico y en lo social debe ser para buscar propuestas que incentive el desarrollo de todos los ciudadanos, la Venezuela del progreso, donde todos podamos vivir bien.

Para que este esfuerzo tenga los frutos deseados, no solo basta con arribar con ideas preestablecidas  y con posiciones tomadas, sino involucrar a todos los sectores de nuestra sociedad. Un diálogo eficaz debe hallar el interés común de todas las partes, sin ingenuidades, y no enfocarse en el punto de vista de cada una de ellas, para ello vemos importante, incluso necesario, la participación de la Iglesia y de la Comunidad Internacional, como facilitadores y garantes de este proceso de diálogo.


Hasta en las batallas más duras hay un mínimo acuerdo, hay espacios para construir y acordar salidas y prever mejores escenarios. Importante para todos es entender que el éxito de una y de un diálogo pasa por entender que no se discute desde posiciones, sino en función de los intereses comunes, y el interés mayor para todos debe ser superar esta crisis, y lograr la construcción de una mejor Venezuela.

Crisis en Servicios Públicos


Con la nueva medida dictada por el Presidente Maduro, no se hace más que reconocer el ambiente de crisis general en el que este des-gobierno nos ha venido sumergiendo lenta y continuamente.

Recientemente tuvimos la oportunidad de visitar como Comisión de Administración y Servicios de la Asamblea Nacional, a las comunidades de los estados Nueva Esparta y Carabobo. Y en estas visitas recogimos las distintas denuncias que los usuarios presentan con respecto a los servicios que el Estado debe darles: salud, educación, servicios públicos de calidad como el agua, la electricidad y el aseo.

Más allá de los detalles que recogimos en las distintas comunidades, el escenario general es un gobierno que ha abandonado a sus ciudadanos, un gobierno que solo muestra ausencia y desidia en el cumplimiento de las promesas y en el mantenimiento de sus funciones como administradores del bien público.

Recordemos que en el año 2010, hace apenas 6 años, el país vivió una situación similar, una sequía importante obligó al gobierno a imponer al pueblo medidas de racionamiento de luz y agua, por la debilidad en la planificación de los sistemas eléctricos y de abastecimiento. Este mismo año se hicieron promesas de nuevos embalses, de nuevas plantas termoeléctricas, de gasoductos para la autogeneración, y miles de millones de dólares que amparaban estas promesas.

Hoy, 6 años después, vemos que ni dólares, ni plantas, ni embalses están presentes para enfrentar una época de sequía. Que las promesas se fueron en corrupción y desatención de este gobierno, para llegar a la crisis que hoy vivimos.


Desde la AN, haremos todo nuestro esfuerzo para reconciliar a los servidores públicos con su deber de servir a la gente, vigilando que se cumplan las promesas, y realizando una agenda parlamentaria que reúna a todos los actores involucrados para mejorar la crisis en la que nos tiene sumergido el gobierno de Maduro.

Nuevos Tiempos en la Regiòn


América latina parece estar despertando de un largo sueño que nos dominó durante los últimos 20 años. Durante este tiempo, vimos nacer promesas de cambio, que nos aseguraban superar los problemas de siempre y nos ofrecían una sociedad más justa y encaminada hacia un desarrollo sostenible.

Pero en la evolución de estos gobiernos que nos prometían un futuro mejor, se fueron profundizando las peores prácticas y vicios que demostramos como región: corrupción, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito, y abuso del poder del Estado para favorecer a unos pocos. Lo peor de estas prácticas era que estaban disfrazadas con un discurso de ideologías que argumentaban la defensa de los derechos de los más necesitados.

Ahora, el mal gobierno de aquellos que nos prometieron villas y castillos, derrocharon la época de bonanza más importante que ha tenido la región. El aumento extraordinario de los recursos de exportación, no se tradujo en mayor bienestar para países como Argentina, Brasil, Cuba o Venezuela, cuyos gobiernos desviaron recursos para el beneficio de pocos y el pesar de toda la sociedad.

Para fortuna de todos, la democracia permite corregir estas fallas, y le da la capacidad al pueblo de cambiar cuando las cosas no están bien hechas. Las situaciones de cambio que se viven en Argentina, Venezuela, Brasil y ahora Cuba, demuestran la capacidad de las sociedades de salir del paso de estos malos gobernantes. A las crisis políticas de los K en Buenos Aires, o las protestas en Sao Paulo son la mejor muestra de eso. La visita de Obama a Cuba llena de esperanza al pueblo cubano de montones condiciones para todos por igual.

En nuestro país, estamos en este proceso de cambio, que nos ha permitido identificar a los malos gobernantes y exigir, a través del voto y de medidas democráticas, el cambio de rumbo que esta sociedad requiere y merece.


La locura del Gobierno


Dicen que la locura es querer hacer siempre las mismas cosas y esperar conseguir resultados diferentes. Esta situación es la que mejor describe la conducta del gobierno en la realización de las políticas económicas que nos han llevado a la por crisis de nuestra historia.

El partido de gobierno cree que la solución a la crisis que ellos mismos crearon se encuentra en realizar los mismos errores del pasado, aplicando más controles que estrangulan a la producción nacional y manteniendo sistemas cambiarios que benefician sólo a los burócratas y que encarecen la vida de todos los venezolanos.

Lo peor de esta actitud es que desde la presidencia se intenta transferir la culpa del actual desastre económico  a la Asamblea Nacional,  cuando todas medidas que han realizado hasta ahora  las han ejecutado en ejercicio de sus facultades, sin que exista la necesidad de aplicar un decreto de Emergencia Económica. El actual parlamento no debe renunciar a sus competencias, ni permitir la suspensión de derechos y garantías constitucionales, para que el gobierno siga aplicando las mismas medidas erróneas que castigan al pueblo.

En lugar de anunciar falsos argumentos para echarle la culpa a los representantes de la voluntad de la mayoría que votaron por un cambio, este gobierno debe corregir la actitud y realizar los cambios que necesita la política económica ya que la mala práctica nos ha hundido a niveles de inflación y escasez más altos que hayamos conocido y que sólo representa más miseria y pobreza para Venezuela.


La locura consiste en esperar cambios sin hacer nada para que las cosas cambien, si este gobierno se pone de espaldas a la demanda de cambio que exigió la sociedad el 6 de diciembre, entonces la actitud más responsable y conveniente será la búsqueda del cambio que nos permita buscar mejores resultados y mejorar así la vida de todos.