A un mes
STALIN GONZÁLEZ | Ultimas Noticias
17 de Mayo de 2013
Cuando escribo estas letras, hace un mes desde que Tibisay Lucena
proclamó como presidente a Nicolás Maduro, dejando a la mitad del país llena de
dudas y abonando con sus palabras la ilegitimidad de su persona, de la
institución que representaba y del candidato que anunció.
A pocos días, el asomo de la violencia se vio en nuestras calles. La
oposición, con el único objetivo de defender la verdad sin pisotear la paz, le
dio a las cacerolas manifestando con ellas su inconformidad. El poder electoral
se sumó al discurso oficial desconociendo lo que había aceptado el día de las
elecciones e ignorando esa duda que no se disipaba de la mitad de los
venezolanos.
A una semana, en la Asamblea empezaba el desconocimiento hacia la
bancada opositora. El presidente de la Asamblea condicionó el derecho de
palabra de los diputados opositores al reconocimiento de un cargo que no
reconocían ni legitimaban muchos venezolanos, pero aun así, irrespetando las
leyes, el presidente nos dejó sin hablar.
La Presidencia proclamada se fue de gira para hablar desde las
calles, y no hacer nada por ellas. Los venezolanos se la pateaban a diario en
búsqueda de harina de maíz, mantequilla y alimentos varios que día tras día se
desaparecían de los anaqueles. También día tras días familias venezolanas
fueron enlutadas en manos de esa delincuencia que no discrimina edad, color ni
posición social.
En la segunda semana, el Poder Electoral hizo su parte y divulgó una
auditoría, arguyó que nuestro sistema -por ser automatizado- era inauditable y
que solo podrían recontarse las papeletas y las actas, sin el registro de
votantes.
El diálogo también estuvo en escasez y en la Asamblea la violencia
tomó su puesto, tomando como víctima a los representantes de una población que
se resistía a reconocer una proclamación que estaba negada a revisarse,
contarse y relegitimarse.
En tres semanas, apresaron a un líder político, cuyo juicio no se
adelanta, cuya defensa no se permite, y cuyo delito ha sido tratar de alertar
sobre las amenazas que a nuestra seguridad comprende la injerencia cubana.
A un mes, la inflación se disparó, los alimentos desaparecieron, la
Asamblea no ha sido convocada, el Presidente proclamado sigue en las calles y
este gobierno sigue sin revisarse, contarse ni relegitimarse.
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