miércoles, 19 de agosto de 2020

EL REGIMEN SIN REPUESTAS PARA AFRONTAR LA PANDEMIA

 14 de Agosto de 2020

Luego de cinco meses de pandemia, el régimen sigue sin tomar las medidas correctas para proteger a los venezolanos de los efectos dañinos que tiene el COVID-19. Esta es una catástrofe que amenaza tanto la salud y vida de millones, como también la economía y el día a día de todos. Ante cada denuncia sobre los errores que cometen en este tema, reaccionan de la manera acostumbrada, con amenazas, censura y excusas. Con cada acción y declaración demuestran que no les interesa Venezuela.

A pesar del incremento continuo de los casos, solo han habilitado un único laboratorio encargado de analizar las pruebas diarias de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) que se utilizan para diagnosticar al virus. Éste presenta una gran cantidad de limitaciones en insumos, personal y equipos, siendo un ejemplo más de nuestro colapsado sistema de salud, devastado por el modelo del régimen. Tal situación ha limitado el número de pruebas diarias que se pueden hacer. Hoy solo se realizan 1.800 cada día, pero es una cifra insuficiente para las necesidades del país, en comparación con el resto de la región es un número mínimo. Por ejemplo, en la vecina Colombia se realizan 30 mil pruebas diarias, gracias a qué poseen 98 laboratorios especializados en el tema.

Por si fuera poco, la precariedad en el centro médico ha ocasionado que se disminuyan los exámenes para detectar diferentes enfermedades como el VIH, sarampión y dengue, descuidando a otros pacientes que también necesitan cuidados y ayuda médica. La crisis humanitaria compleja que causaron por su corrupción e ineptitud nos hizo más vulnerables ante el COVID-19 y ahora no tienen respuestas para el país. Habilitar un solo laboratorio es un acto inhumano que acrecienta la incertidumbre, el control sobre la gente y dificulta la lucha contra el virus. Quieren seguir con el control absoluto porque así controlan las cifras. Si se democratiza el proceso de diagnóstico quedan descubiertos.

Esto explica su reacción ante el informe de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN) a inicios de mayo. El texto alertaba de un posible pico de la epidemia entre junio y septiembre de 2020, con 1000 a 4000 casos diarios. Como respuesta el régimen amedrentó a la institución porque no les conviene que la verdad salga a la luz. Quieren tener el control de toda la información y mantener un discurso que siempre les favorezca, para mantenernos desinformados y poder vigilarnos mejor. Sin embargo, la realidad no la pueden ocultar por más que lo intenten. El tiempo les dio la razón a los expertos, ya que hace unos días llegamos a la alarmante cifra de mil casos diarios y los números solo van en aumento. La vida de los venezolanos está en peligro. No es momento para improvisaciones, es momento para hacer un seguimiento profesional y especializado de la pandemia. La academia es clave para luchar contra el COVID-19.

El país necesita que se descentralicen las pruebas para que todos sepamos las cifras reales y así tomar las medidas correctas. Hay que detener la politiquería y dejar los egos a un lado para pensar en lo verdaderamente importante, el bienestar de Venezuela. Los venezolanos esperan soluciones que se ajusten a la realidad que atravesamos. Existe una responsabilidad para con la nación,  por eso es vital tomar las decisiones sensatas y correctas para evitar que la pandemia siga escalando y el sufrimiento de millones empeore. Venezuela exige respuestas para salir de esta crisis y detener esta tragedia. 


LA CORRUPCIÓN DEL REGIMEN DESTRUYE TODO A SU PASO

07 de Agosto 2020

En dos décadas el régimen llevó a la ruina a PDVSA, causando grandes daños y desastres nunca antes vistos en el país. A pesar de ser una nación petrolera, Venezuela no produce gasolina para el consumo interno, nuestra producción retrocedió a número de hace más de 60 años y miles de trabajadores han protestado desde hace años por mejoras salariales, de pensiones y el respeto a los contratos. Por si fuera poco, un derrame petrolero en el estado Falcón pone en peligro al ecosistema natural del parque nacional Morrocoy. El desastre puede destruir gran parte de la flora y fauna de la zona, además de perjudicar la pesca, principal actividad económica de los pobladores. Sin embargo, este no es el único gran incidente que amenaza nuestros ecosistemas causado por la corrupción, irresponsabilidad e ineptitud del chavismo.

Según una denuncia del Colegio de Ingenieros del estado Zulia, PDVSA vierte aproximadamente 250 barriles de petróleo diarios en el lago de Maracaibo, de modo que ha destruido gran parte de la vida animal, ha puesto en riesgo la vida de muchas comunidades indígenas que viven allí y el espeso fluido negro en el agua ha dañado los motores, botes y equipos de los pescadores locales. La falta de mantenimiento en las plantas y refinerías de PDVSA, por la irresponsabilidad y corrupción chavista, es causante de este desastre que lleva años ocurriendo.

Pero las catástrofes del régimen no se limitan solo a PDVSA. Un ejemplo es la explotación del Arco Minero iniciada en el 2016. En su ambición por enriquecerse los bolsillos, han llevado a cabo este acto ilegal. Las consecuencias ya se pueden ver: la región está plagada de guerrillas, narcotráfico, trata de personas, prostitución, trabajo infantil y otros males. Además, la explotación conlleva la contaminación y destrucción de toda la zona, el envenenamiento de cuencas, embalses y ríos, la deforestación de millones de hectáreas, etc. Estas acciones ponen en riesgo  a las comunidades indígenas, atentando contra sus vidas, su salud y los obliga a abandonar sus hogares. El régimen está explotando nuestros recursos naturales, adueñándose del oro, coltan y otros minerales, para usarlas en transacciones ilegales y llenando sus cuentas personales.

Lamentablemente hay muchos otros ejemplos de cómo la corrupción e ineptitud del régimen son responsables de grandes males de este tipo. La nube tóxica en Guanta (Anzoátegui) ocasionada por la planta cementera de Pertigalete que, por falta de mantenimiento desde su expropiación a manos del régimen, perjudica a miles de personas o la gran contaminación del lago de Valencia causada por la falta de plantas de tratamiento, que el régimen se negó a pagar porque prefirieron malgastar el dinero que pertenecía a todos los venezolanos. 

El régimen solo deja caos y sufrimiento a su paso. Por ese motivo es necesario un cambio político en el país. Venezuela exige un modelo político que rinda cuentas al pueblo y se preocupe por mantener el equilibro natural en los ecosistemas para el disfrute de todos. Es inaceptable que sigan cometiendo estas injusticias, robando descaradamente los recursos del país y poniendo en riesgo la salud de millones. 

Venezuela necesita dejar atrás toda la corrupción e ineptitud que ha caracterizado estos últimos 21 años bajo el chavismo. Retomar nuestra libertad y lograr el regreso de la democracia nos permitirá recuperar PDVSA, para que vuelva a ser una empresa referente a nivel mundial. Asimismo, en democracia los funcionarios públicos e instituciones del Estado trabajarán en pro de todos, con mandatos transparentes y bajo supervisión, de modo que los venezolanos puedan contar con calidad de vida y un medio ambiente sano. No dejaremos de luchar hasta que esa meta sea una realidad para el pueblo venezolano. 

 

 


VIDA DIGNA PARA EL TRABAJADOR VENEZOLANO

 31 de Julio de 2020

En una sociedad sana el salario ganado mensualmente por los trabajadores, gracias a su labor, les permitirles cubrir sus necesidades de alimentación, vivienda, vestimenta,  servicios y recreación, para su desarrollo personal y el de su familia. Lamentablemente, este no es el caso de Venezuela, donde el salario mínimo es menor a los 2$ y no alcanza ni siquiera para comprar un cartón de huevos. A pesar de que el régimen no se cansa de repetir que tienen un “presidente obrero” que se preocupa por los trabajadores venezolanos, la amplia mayoría apenas pueden sobrevivir el día a día.

En la actualidad, la situación de los trabajadores venezolanos es tan precaria que deben recurrir a la protesta de calle y las denuncias públicas para exigir los ingresos que merecen, incluso arriesgando su salud por la pandemia. Según los datos del Observatorio de Conflictividad Laboral y Gestión Sindical del Inaesin, se registraron en el primer semestre de 2020 559 conflictos laborales y al menos 96 reclamos en junio. Es tal la situación que 9 de cada 10 protestas documentadas fueron en los sectores públicos. No obstante, el chavismo ignora los reclamos y criminaliza a los sindicatos, persigue a quienes demandan salarios dignos y censuran toda manifestación pública de malestar. 

Los trabajadores del sector petrolero, que durante décadas fue una de las áreas con mejores remuneraciones del país, no escapan de esta tragedia. Un ejemplo es la situación de los pensionados. En el 2014 Pdvsa tomó control del Fondo de Pensiones  (creado en 1993), sin consultar a los trabajadores y ese mismo año la empresa pidió un préstamo de estos ahorros, el cual 6 años después aún no ha sido pagado. Peor aún, acorde a la normativa de ese Fondo cada pensionado de PDVSA debería ganar alrededor de 660 dólares, cuando hoy solo reciben 400mil bs. Esto es un crimen atroz contra personas que durante tantos años brindaron su esfuerzo al país.

Esta cruel realidad se extiende para los diferentes grupos de trabajadores de la empresa quienes, cansados de las injusticias y atropellos de la administración del régimen, han decidido a protestar estos últimos meses exigiendo el pago del fondo de pensiones, reajuste de salarios, aumento de la Tea (Tarjeta Electrónica de Alimentación) y cumplimiento de beneficios médicos. El personal de la petrolera no solo ha sido testigos del desplome de la producción de PDVSA, del quiebre de nuestras refinerías y los atropellos del chavismo, también han visto su calidad de vida caerse por los suelos, afectando también a sus familias.

El chavismo ya demostró durante estos 21 años que solo puede causar destrucción e injusticias. Solo tienen mentiras, dolor y persecución para quien se opone a su modelo corrupto. Es por eso que Venezuela necesita un cambio político, que nos permita recuperar la democracia y el Estado de Derecho para reconstruir el país. En democracia los abusos se pueden denunciar sin miedo, los funcionarios públicos tienen que rendir cuentas al pueblo y se pueden supervisar la administración de los recursos. De esta forma los venezolanos volveremos a contar con salarios dignos para poder cubrir nuestras necesidades, mantener a nuestras familias y alcanzar el progreso social.

CARACAS HISTÓRICA, MI CIUDAD

 24 de Julio de 2020

Caracas, un valle bañado por la belleza natural del imponente verde del Ávila y sus atardeceres. Una ciudad histórica que hace más de dos siglos fue pionera en la región por levantarse contra la opresión y luchar por su independencia. Sus calles han forjado cientos de grandes venezolanos y albergado los sueños y esperanzas de millones. La capital de nuestro país que hoy cumple 453 años desde su fundación, pero que las circunstancias no le permiten celebrarlos.

Al mirar al pasado me doy cuenta de cuanto me ha enseñado Caracas, mi amada ciudad. Los recuerdos de mi infancia están inundados con los imponentes bloques de Casalta 3 donde me crié. En su seno académico, la ilustre Universidad Central de Venezuela, fue donde tuve la oportunidad de formarme. En ella viví incontables alegrías gracias a los gloriosos Leones del Caracas en el estadio universitario. Es un honor haberla representado como diputado de la Asamblea Nacional en dos ocasiones. Cada paso que he dado desde entonces ha sido con la intención de devolverle un poco de todo lo que me ha dado. Mientras viva jamás podré dejar de amarla.  

Uno de mis sueños es que mi hija pueda conocer la ciudad así como yo pude en mi juventud. Caminar por la hermosa Plaza Bolívar sin que nadie te siga por pensar distinto, recorrer el centro repleto de su importante historia y andar por el Bulevar de Catia o Sabana Grande con su diversidad. Espero ella pueda jugar en la Planicie, disfrutar de las delicias de Crema Paraíso y las alegrías de Bimbolandia. Mi deseo es que pueda gozar de una Caracas con buenos servicios, con un metro que funcione para que pueda ir al liceo y la universidad. Quisiera que tenga la oportunidad de enamorarse de los encantos que nuestra capital puede ofrecer. 

Por eso me desgarra el corazón ser testigo de cómo se ha sumergido en una terrible crisis. Lejos ha quedado esa fotografía de los techos rojos, las tardes de guarachas y de niños corriendo jugando al béisbol con chapitas y comprando helados. La cruel realidad ha transformado la urbe, la miseria se ha apoderado de sus calles y el dolor marca el día a día de los caraqueños. Las necesidades sustituyeron las alegrías. Una vez ejemplo y envidia en América Latina, en el presente los venezolanos la abandonan para migrar a otros países en búsqueda de oportunidades.

Sin embargo, los caraqueños nunca nos cansaremos de luchar por ella. En nuestros corazones corre el deseo por la libertad. Estamos cansados de la corrupción, la pobreza, la censura y la politiquería. Somos un pueblo aguerrido y con esperanzas, capaces de vencer todos los males que tratan de oprimirnos. Tengo la certeza de que volveremos a vencer a la tiranía y seguiremos el ejemplo de aquella Caracas patriota que menciona nuestro himno.

La lucha por lograr el cambio político, para poder regresar al camino democrático, es también para rescatar a nuestra amada ciudad. Queremos hacer de Caracas un mejor hogar, donde sus niños puedan sonreír y todos sus habitantes gozar de una vida digna. Seguimos trabajando para devolverle a Caracas su calificativo de ciudad élite, porque haremos de ti “mi Caracas” una ciudad limpia, segura y habitable como te merecemos todos los que aquí crecimos y vivimos. Todo nuestro esfuerzo es para que mejores tiemp

LA EMERGENCIA HUMANITARIA CAUSADA POR EL CHAVISMO

 10 de Julio de 2020

El desastre causado por el chavismo ha escalado a todos los temas de la sociedad, causando una emergencia humanitaria tan profunda que aproximadamente 4,6 millones de venezolanos han migrado a otros países (ACNUR), para buscar calidad de vida y reunificar a sus familias que se han separado en los últimos años. En un país donde el sueldo mínimo son menos de 2$, la pobreza por ingresos se sitúa en el 96 % y la pobreza extrema en el 79.3% (ENCOVI, 2019-2020). Venezuela es hoy el Estado más pobre de Latinoamérica y el segundo más desigual. La crisis es tal que el 60% de la población no llega a consumir el mínimo requerido de 2000 calorías/día. (ENCOVI, 2019-2020).

Nuestra economía va para su séptimo año en recesión económica, un desastre nunca antes visto. Por la mala administración del régimen hemos perdido más del 51% del PIB desde el 2013 y la inflación alcanzó en junio de este año  el 3524% interanual (cifras de la Asamblea Nacional). La situación con PDVSA no es muy distinta. Una empresa que fue ejemplo mundial en la industria petrolera, está en quiebra y es incapaz de producir más de 700mil barriles diarios, números muy por debajo de los más de 3 millones diarios que producía la empresa en 1999.

Por su parte, la situación de los servicios básicos es sumamente crítica. Un ejemplo es el suministro de agua, que solo cubre el 23% de la población diariamente (OVSP). Los hogares venezolanos deben luchar contra las fallas diarias en servicios de agua, gas, electricidad e internet y hasta buscar medios alternativos para cubrir sus necesidades. A pesar de que somos un país petrolero,  no producimos gasolina para cubrir nuestra propia demanda, por eso hay largas colas en todo el territorio nacional, donde las fuerzas de seguridad del régimen se valen del matraqueo y la corrupción para lucrarse. Este es el día a día de los venezolanos.

Asimismo, los jóvenes y niños son los más afectados y vulnerables. 639 mil niños menores de 5 años presentan desnutrición crónica y la mortalidad infantil aumentó a 26 por mil habitantes, niveles de hace 40 años.  (ENCOVI 2019-2020). Además, la educación de nuestros niños, que tan importante es para su futuro, se ha visto afectada. El país pasó de tener 12,7 millones de personas en edad escolar (3-24 años) a 11 millones y solo el 60% puede asistir regularmente a clases, por los costos de uniformes, útiles y tener que recurrir al trabajo para sobrevivir (ENCOVI 2019-2020).

Desde hace 21 años un grupo criminal se ha encargado de secuestrar las instituciones de Venezuela, para poder llenar sus bolsillos a costa del sufrimiento de los venezolanos. El régimen niega esta realidad, pero las estadísticas muestran la verdadera situación y sufrimiento de millones. Corrompieron las instituciones y nos arrebataron la democracia porque no les conviene un modelo justo y libre. En un sistema democrático las instituciones del Estado tienen como responsabilidad trabajar en beneficio del pueblo, hay supervisión de su trabajo, deben rendir cuentas y respetar la Constitución. Su correcto funcionamiento garantiza que el país avance y se desarrolle.

En estos momentos, cuando debemos enfrentar una pandemia que pone en riesgo la salud y vida de millones, la crisis causada por el chavismo nos ha hecho más vulnerables. Más de 8.010 casos se han registrado en el país y la cifra solo va en aumento. Venezuela es uno de los países del mundo cuya población corre mayor riesgo por la pandemia. Los venezolanos que ya padecían hambre, desigualdad y desprotección antes del COVID-19, podrían morir si no tienen acceso urgente a una buena alimentación, además de que están más expuestos a enfermarse, (OXFAM).

Por este motivo Venezuela necesita un cambio político que garantice la reinstitucionalidad del Estado, que permita que regresemos al camino democrático para que podamos elegir nuestro futuro y así garantizar que el trabajo de las instituciones sea en beneficio de todos. Este es el medio para detener esta tragedia y empezar a dirigirnos al avance de nuestra sociedad.


EL COVID-19 AGUDIZA LA EMERGENCIA HUMANITARIA

 03 de Julio de 2020

Un nuevo informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, muestra al mundo como la emergencia humanitaria compleja que sufre el pueblo venezolano ha empeorado desde su actualización anterior y alerta como la pandemia puede agravar aún más las dificultades de millones. El modelo chavista y su miseria nos han hecho un país muy vulnerable ante el COVID-19 y los daños que este puede generar más allá de la salud.

Es triste aceptar la realidad que denuncia la Alta Comisionada sobre Venezuela, que se ha convertido en un país donde su pueblo debe luchar diariamente contra toda clase de problemáticas causadas por la corrupción y mala administración del chavismo. Nuestra situación es sinónimo de desigualdad, pobreza y hambre. Y mientras todo esto ocurre, el régimen sigue aumentando su autoritarismo y derrumbando todos los puentes para lograr una salida política al sufrimiento de los venezolanos, al punto que nunca han aceptado su responsabilidad de la crisis y no acatan las recomendaciones de la Alta Comisionada. 

Hoy la amplia mayoría de venezolanos padecen la hiperinflación que devora al salario, la escasez de alimentos y  medicinas, las fallas diarias de los servicios básicos de electricidad, agua, gas, internet y gasolina, además de la decadencia de los sistemas de transporte y salud. La inseguridad, las largas colas y el matraqueo también denigran a los ciudadanos de bien que solo desean calidad de vida. Además, el régimen persigue a todos quienes pensamos distintos y deseamos un mejor país. El informe de la Alta Comisionada denuncia las miles de personas privadas injustamente de libertad, desaparecidas y torturadas por las fuerzas del régimen, además de la sistemática censura contra los medios de comunicación.

Por si fuera poco, el virus que representa un peligro mundial llegó a nosotros en este trágico momento. La mayoría de los venezolanos no pueden darse el lujo de quedarse en casa para superar la pandemia, porque deben generar ingresos en trabajos informales o suplir las fallas de los servicios básicos por otros medios. La pandemia amenaza no solo la salud de millones, también amenaza con agudizar la emergencia humanitaria, porque paraliza los trabajos, empeora la situación precaria de los servicios y dificulta los esfuerzos de los ciudadanos para sobrevivir. La población más vulnerable por la pandemia es aquella que más padece las adversidades y la crisis.

Desde la Asamblea Nacional siempre hemos sido claros ante todas las injusticias cometidas por los que hoy se niegan a dejar el poder. Las sistemáticas violaciones contra los derechos humanos de los venezolanos no son admisibles bajo ninguna circunstancia. Por eso hemos presentado infinidad de denuncias referentes a la crisis humanitaria, las detenciones arbitrarias, a los tratos inhumanos, el quebrantamiento de la democracia y las instituciones del Estado. Sabemos que el pueblo quiere y necesita un cambio para poder vivir mejor, con calidad de vida. Más que nunca urge un cambio de modelo, donde los venezolanos podamos escoger nuestro futuro en unas verdaderas elecciones libres, sin miedo, sin censura, con pluralidad de pensamientos y garantías reales. Solo así podremos poco a poco alcanzar el desarrollo y avance social para el bien de todos.

 

DEMOCRACIA PARA RECONSTRUIR VENEZUELA

 26 de Junio de 2020

Las instituciones del Estado existen para el beneficio y resguardo de la población en general. Para que su funcionamiento sea eficiente deben respetar lo expresado en la Constitución y trabajar en pro del pueblo. Es de este modo que las sociedades avanzan en lo social y se desarrollan en todos los ámbitos. Lamentablemente, el chavismo se encargó de secuestrar las instituciones del Estado venezolano para mantener su modelo de miseria y desigualdad. Esto facilitó la corrupción, la mala gerencia y el amiguismo que causaron la crisis en el país.

Hoy Venezuela ha perdido 2/3 partes de su capacidad de producción, millones de venezolanos han abandonado el país en búsqueda de calidad de vida, los servicios básicos fallan diariamente, la hiperinflación devora el salario y la escasez de productos y medicinas dificultan el acceso a la salud y la alimentación. En esta desastrosa situación nos toca enfrentar además al COVID-19, que representa un riesgo para la salud de todos y maximiza su amenaza por la precaria situación de nuestro sistema de salud y las necesidades que abundan en la crisis.

El chavismo prefiere ignorar la crisis que causaron y decidió radicalizar aún más la cuarentena como medida de prevención ante la pandemia. Esta es una medida que desconoce la realidad que afronta el pueblo. En la actualidad gran parte de los venezolanos obtienen ingresos del día a día por medio del trabajo informal, por lo que deben salir de casa y las fallas de los servicios de agua, gas, electricidad o gasolina, obligan a millones a abastecerse de esos servicios por otros medios, por lo que no les queda de otra que correr el riesgo y exponer su salud. Quedarse en casa para resguardarse no es una opción como consecuencia de la emergencia humanitaria compleja en el país.

Por lo tanto, pedir al pueblo que cumpla a cabalidad la cuarentena, sin ningún tipo de contraparte que ayude a solventar el sufrimiento y necesidades de los venezolanos es una completa irresponsabilidad. El COVID-19 no es la única amenaza que padecemos. La crisis es un problema que debe ser igualmente tratado e incluso es aún más peligrosa por las grandes consecuencias que durante todos estos años ha causado. Para hacerle frente es vital lograr un cambio político, ya que el régimen ha demostrado una y otra vez que no quiere ni puede solventar los problemas que afectan al país.

Venezuela necesita más que nunca recuperar la democracia para poder hacer frente a la crisis y la pandemia. Esto solo es posible con la sensatez y madurez política que permita alcanzar el entendimiento y reconocimiento de todas las partes de la sociedad. Hay que entender que el bienestar de millones está en juego y cuentan con que encontremos salida a esta tragedia. Solo así podremos llegar a consensos y acuerdos mínimos para poco a poco llegar a un gran acuerdo integral que permita recuperar la institucionalidad para reconstruir el país, a la par que se toman las medidas necesarias para enfrentar al COVID-19 y reducir sus daños, como controles sanitarios eficientes o la entrada y correcto uso de la ayuda humanitaria para el pueblo.

Hoy más que nunca tenemos que poner las elecciones como objetivo estratégico, no como una opción más bajo la mesa. Debemos poner los intereses y bienestar del pueblo primero. La situación requiere que nos organicemos correctamente y pongamos todo nuestro  empeño por recuperar las instituciones, porque serán ellas quienes generen las condiciones para unas elecciones libres y justas, donde podamos medirnos, decidir nuestro futuro y dejar atrás esta tragedia.