jueves, 24 de octubre de 2013

Viva la Universidad


STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
15 de noviembre de 2010

A lo largo de estos 11 años el régimen nos ha demostrado que no es suficiente enfrentarlo a partir de la legalidad o legitimidad que pueda tener el marco institucional existente. Sabemos ya que al encontrarnos en un país donde han sido borradas las diferencias entre Estado, Gobierno y partido, se ha desdibujado todo mecanismo que dentro de la ley no esté alineado con las políticas que impulsa el sector político que sustenta el poder.

Digo esto pues la situación que hoy atraviesan las universidades debido a la estrangulación presupuestaria que el Gobierno central les ha impuesto -sobre todo a las universidades autónomas- obedece a la incapacidad que han demostrado los diferentes representantes de esta postura para dominar por la vía del debate y la construcción de conocimiento. Son incapaces además de respetar la tolerancia y pluralidad propias de la naturaleza del quehacer académico. Así, es vital que, al igual como se ha venido trabajando en las esferas de los demás entes públicos una política de unidad, en las universidades se plantee la creación de un bloque que unifique a los diferentes gremios y casas de estudio en defensa del espacio académico y de su autonomía.

Desde los espacios rescatados nos preocupa enormemente que un ámbito de acción tan importante para el desarrollo del país como son las universidades, que hasta ahora no han podido ser penetradas por el autoritario que nos gobierna, pierda esta condición por no relegar los egos y aspiraciones y privilegiar una lucha que además de justa es necesaria para el futuro del país.

La propuesta es concreta. La invitación es a constituirse en una sólida unidad que no sólo aborde el tema de un presupuesto justo, sino que logre sincerar el papel de las universidades en lo que a realidades sociales, políticas y económicas del país se refiere. ¿Para qué? Para que podamos abordar las discusiones curriculares; para que no se vea la educación superior aislada de la responsabilidad y deuda que existe con la educación media; para que se planteen vínculos reales entre las universidades y las distintas esferas de poder; para que pueda trabajarse conjuntamente en un diálogo de saberes que articulen soluciones viables a los problemas más puntuales, pero sin perder la abstracción de la búsqueda del conocimiento universal e integral.


Las universidades deben recuperar el liderazgo de la vida académica e intelectual del país. Deben ser hitos de referencia. En estos momentos deben entenderse como instituciones en sí mismas, más allá de los gremios y de las diferencias entre casas de estudios. No permitamos que el Gobierno se adueñe del único espacio que aún no ha logrado vulnerar. Debemos estar de pie y enfrentar este ataque con el mayor sentido autonómico que tenemos los universitarios. 

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