Viva la Universidad
STALIN GONZÁLEZ | EL UNIVERSAL
A lo largo de estos 11 años el régimen
nos ha demostrado que no es suficiente enfrentarlo a partir de la legalidad o
legitimidad que pueda tener el marco institucional existente. Sabemos ya que al
encontrarnos en un país donde han sido borradas las diferencias entre Estado,
Gobierno y partido, se ha desdibujado todo mecanismo que dentro de la ley no
esté alineado con las políticas que impulsa el sector político que sustenta el
poder.
Digo esto pues la situación que
hoy atraviesan las universidades debido a la estrangulación presupuestaria que
el Gobierno central les ha impuesto -sobre todo a las universidades autónomas-
obedece a la incapacidad que han demostrado los diferentes representantes de
esta postura para dominar por la vía del debate y la construcción de
conocimiento. Son incapaces además de respetar la tolerancia y pluralidad
propias de la naturaleza del quehacer académico. Así, es vital que, al igual
como se ha venido trabajando en las esferas de los demás entes públicos una
política de unidad, en las universidades se plantee la creación de un bloque
que unifique a los diferentes gremios y casas de estudio en defensa del espacio
académico y de su autonomía.
Desde los espacios rescatados nos
preocupa enormemente que un ámbito de acción tan importante para el desarrollo
del país como son las universidades, que hasta ahora no han podido ser
penetradas por el autoritario que nos gobierna, pierda esta condición por no
relegar los egos y aspiraciones y privilegiar una lucha que además de justa es
necesaria para el futuro del país.
La propuesta es concreta. La
invitación es a constituirse en una sólida unidad que no sólo aborde el tema de
un presupuesto justo, sino que logre sincerar el papel de las universidades en
lo que a realidades sociales, políticas y económicas del país se refiere. ¿Para
qué? Para que podamos abordar las discusiones curriculares; para que no se vea
la educación superior aislada de la responsabilidad y deuda que existe con la
educación media; para que se planteen vínculos reales entre las universidades y
las distintas esferas de poder; para que pueda trabajarse conjuntamente en un
diálogo de saberes que articulen soluciones viables a los problemas más
puntuales, pero sin perder la abstracción de la búsqueda del conocimiento
universal e integral.
Las universidades deben recuperar
el liderazgo de la vida académica e intelectual del país. Deben ser hitos de
referencia. En estos momentos deben entenderse como instituciones en sí mismas,
más allá de los gremios y de las diferencias entre casas de estudios. No
permitamos que el Gobierno se adueñe del único espacio que aún no ha logrado
vulnerar. Debemos estar de pie y enfrentar este ataque con el mayor sentido
autonómico que tenemos los universitarios.
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