jueves, 24 de octubre de 2013

Crónica de una Asamblea plural


STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
22 de febrero de 2011 

El ejercicio democrático no es una de las virtudes de la que pueda presumir este gobierno. Después de tanto tiempo de mantener invisible a una buena parte del país y su representación, la puesta en escena en la Asamblea Nacional ha sido la mejor muestra de ello. Desde que comenzó el año se ha venido dando un conjunto de comparecencias claves para entender el juego del oficialismo. Su misión con todo este teatro que se ha armado en el hemiciclo tiene que ver con la nueva estrategia y papel que le asignaron en términos comunicacionales. En principio, los asambleístas del gobierno deben intentar responsabilizar a los culpables de la pésima gestión a otros y desligarse por completo de sus culpas. Es obvio que la situación en el ente legislativo ha cambiado y ellos resienten la pérdida de la mayoría. Se ven forzados a regañadientes a reconocer al distinto y "ganar tiempo" mientras en el Ejecutivo alguien trata de remontar el desastre en eso tan clave para algunos (pero tan insignificante para otros) como lo es la Gestión Pública.

Así vemos cómo las mal llamadas interpelaciones y memorias y cuentas no consisten en decir qué se hizo o se dejó de hacer en 2010, sino más bien en comparar los 12 años de revolución con los 40 de la "cuarta república", mote con el que han bautizado no sólo al período anterior a esta parodia de gobierno, sino a todos quienes lo adversamos y nos diferenciamos del proyecto del Presidente. "Cuarta república" es todo aquello que no es "chavismo", incluso si el individuo etiquetado no pueda ser cronológicamente parte de ese pasado, un pasado del cual copian sólo la forma de enriquecerse.

Pretender que el gobierno utilice elementos tales como metas, indicadores, presupuesto asignado y ejecutado sería como muy tecnocrático, mucho pedirle a un gobierno cuyas metas aún son cartesianamente imposibles de discusión. ¿Cómo se mide la "suprema felicidad social" o el "vivir viviendo"? Nada mejor para escabullir el bulto que inventar complejos niveles de abstracción.


Nosotros no estamos en el hemiciclo para hablar de los 40 años harto conocidos y vividos por todos quienes optamos por vivir en este país y soñarlo distinto. Reconocemos que ese tiempo es parte de esa historia que hoy nos ha traído hasta aquí (materialismo histórico, marxismo del más puro). No aplaudimos lo que fue parte del proceso de destrucción de toda la institucionalidad que había en este país, pero tampoco estamos del lado de quien ha usado su poder para destruir la memoria histórica, despilfarrar ostentosamente el presente y sepultar cualquier tipo de futuro.

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