jueves, 24 de octubre de 2013

Festival de caprichos

STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
15 de febrero de 2010 

Hace rato el gobierno perdió la perspectiva, pero lo del pasado domingo es una muestra precisa de cómo este país dejó de ser una nación para convertirse en el fundo del Presidente. Su imagen en el Aló Presidente era tan poco natural que hasta hacía pensar al espectador que en realidad aquello era una ficción; una producción majestuosa, al estilo de Hollywood, con exteriores limpios y arreglados para la ocasión, una plaza Bolívar caraqueña desalojada por la seguridad del Presidente, desierta de pueblo.

Haciendo gala una vez más de la improvisación, no tuvo mejor idea que expropiar los edificios que rodean la plaza Bolívar. Como siempre, las autoridades subalternas acataron como borregos la orden de un Presidente que, tras años de giras por el mundo y de acuartelarse en Miraflores, desconoce la realidad del país y de una ciudad a la cual detesta sin disimulos.

¿Por qué en vez de expropiar estos sitios del casco histórico no pidió cuentas a las autoridades del Municipio Libertador, quienes año tras año presupuestan mejoras, remodelaciones y restauraciones de las inmediaciones de la plaza Bolívar, sin que efectivamente nada ocurra?

Todo esto sin contar la cantidad de afectados que una medida de tal impacto supone. Hace poco fueron los trabajadores de Éxito; ahora se suman a la lista los desempleados de los comercios aledaños a la plaza. La finalidad aún la desconocemos. El gobierno municipal tiene unas diez obras inconclusas en el Municipio Libertador y en lugar de terminarlas, sigue atentando contra la propiedad privada y, peor aún, asumiendo las ideas descabelladas que al Presidente se le ocurren en su festival de caprichos. Es tal el desorden y desconocimiento que rodea esta administración que se "autoexpropia". Uno de los edificios expropiados es propiedad de la Universidad de Oriente. Es decir, aparte de atacar a los comerciantes, otra universidad venezolana se queda sin una importante generación de ingresos propios.


La pésima gestión de este gobierno no sólo se evidencia en los temas vinculados a la ciudad y su patrimonio, que bastante mal los han llevado, sino con asuntos relevantes para la cotidianidad de los ciudadanos. La crisis eléctrica, aunada al deterioro institucional y de la calidad de vida de los ciudadanos, así lo pone de bulto. En estos once años no se han generado políticas que aborden el tema urbano y trabajen la concepción de ciudad y mucho menos la construcción de ciudadanía. El reordenamiento de Caracas pasa por trabajar la necesidad de espacios. Basta de manejar la ciudad desde la arbitrariedad, desde el poder absoluto que manda y ordena. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario