martes, 22 de octubre de 2013

La praxis vs el discurso

STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
4 de Mayo de 2009

Lo que dice ser y hacer el gobierno es completamente opuesto a lo que son y hacen

Disculpen que insista con el tema de la incoherencia del gobierno bolivariano con respecto a las definiciones políticas. Mi empeño se debe al ahínco del gobierno en demostrar que lo que dicen ser y hacer es completamente opuesto a lo que son y hacen. Mientras los principales voceros de este gobierno acusan de derechistas a todos aquellos que lo adversan, la realidad, más allá de la oda en la que viven, demuestra un paisaje contradictorio. Sólo debemos hacer un análisis -ni tan extensivo ni tan profundo- de las distintas políticas económicas aplicadas por este gobierno y comenzamos a ver extraños parecidos con el gobierno de CAP-II, en el cual se protagonizaron distintos movimientos sociales que no viene al caso nombrar, por su conocido final. Tenemos entonces la subida del pasaje, el aumento del IVA, el alza de los precios (pese a la regularización de algunos productos, que los vuelven escasos). No hizo falta que aumentara la gasolina para que la vida de los venezolanos de unos meses para acá haya subido a las nubes.


Pero lo que es el colmo de la estupidez (pese a que Einstein reconocía su infinidad), es que nos digan que son de izquierda cuando en estos últimos años el gobierno ha aplicado un plan macabro en contra de los trabajadores. Comenzaron con la creación de supuestas cooperativas que acabaron siendo microempresas en donde, a expensas de ser "socio", se reprimía las prestaciones sociales y la seguridad social inherente al trabajador. Luego los sindicatos, cuyo incremento es directamente proporcional a la disminución de los trabajadores sindicalizados, se convirtieron en palestra de politiqueros del PSUV. Se criminalizó la protesta del contrato colectivo pues ahora inventaron la figura de la convención socialista. Se eliminaron las protestas y huelgas. Quien exija sus derechos es un traidor. El ataque contra quienes son el motor de cualquier revolución que se precie de izquierda es brutal y evidente. La represión contra un pueblo -que creyó- es su mayor delito y la historia así lo contará.

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