miércoles, 23 de octubre de 2013

La unidad es primordial

STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
28 de junio de 2009 

No basta con sentarnos en una mesa o presentarnos
a procesos electorales con una sola tarjeta

En este perverso y hasta maléfico juego político que padece nuestro país, destaca la falta de coherencia entre el discurso y la praxis, así como la ausencia de instituciones fuertes que inflexiblemente condenen el nepotismo, la demagogia y la corrupción. Tanto en la mal llamada "cuarta" como en la peor llamada "quinta", estos vicios terminan demostrando el talante deshonesto de algunos de los políticos que han brillado en la escena. El dinamitar a las organizaciones partidistas, creando la atrocidad de un partido único, al mejor y más acabado estilo nazi, fue el único remedio que encontró el rey para unificar la jauría de fieras hambrientas de poder y dinero de su corte.

Los demócratas tenemos un gran desafío: La Unidad. Ante ello, dos factores no podemos dejar de lado: la unidad de qué y para qué. Confrontamos un régimen que concentra todo el poder y que ha desdibujado la frontera entre Estado y Gobierno, convirtiéndolos en un solo y absurdo ente. Frente a ello es obligante crear la unidad, pero no retórica y de mero discurso de plaza; nos referimos a la unidad de un plan de acción que articule a todos los factores democráticos del país. Precisamos unidad de criterios. No basta con sentarnos en una mesa o presentarnos a procesos electorales con una sola tarjeta. Lo que requerimos es, como objetivo común, recuperar espacios para hacer democracia y para consolidar una nueva mayoría incluyente, integradora, interesada por la construcción de ciudadanía. Necesitamos una unidad sincera, franca, honesta, que privilegie y represente los intereses de la nación.

Así, la iniciativa de la mesa de la unidad está orientada a ejercitar la dirección política para ese cambio. Es allí donde reivindico y aplaudo la participación ciudadana y la militancia partidista. En las organizaciones primogénitas de la democracia se encuentran las líneas teóricas y prácticas que nos permitirán rescatar el resto de las instituciones republicanas. Recordemos que fue por esa onda antipolítica y antipartidista que Chávez llegó a Miraflores. Ese riesgo no lo podemos volver a correr. Sería de tontos y de irresponsables caer en los mismos errores del pasado. Trabajemos entonces por el rescate de nuestras instituciones. Y esforcémonos por nutrir y solidificar la base de la democracia, que no es otra que la pluralidad de propuestas que presentan las diferentes organizaciones.

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