miércoles, 23 de octubre de 2013

No lo absolverá

STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
18 de Mayo de 2009
El Estado ha venido arrastrando una deuda 
con las universidades que es histórica

El recorte presupuestario (del 6,7%) que sufrieron las universidades públicas obedece a este ego absurdo del gobierno que no ha podido hacerse de ellas. Son las universidades parte de esos pequeños espacios que aún no controla, no dirige, no manipula; son autónomos lugares en que el autoritarismo aún no ha logrado su despliegue y, más aún, donde los "dedos de Chávez" ni remotamente se aparecen.

El Estado venezolano ha venido arrastrando una deuda con las universidades que es histórica. El presupuesto destinado a la educación siempre ha sido pírrico, con pequeños aumentos que se escurren en el pago de la burocracia. Sobre el recorte perenne e histórico viene ahora el recorte de la insensatez, del personalismo herido, de la estupidez humana infinita y descarada.

¿Quiénes pagan las consecuencias de este recorte, quienes deben bregar con el hecho de no tener los recursos para cubrir las actividades que se desarrollan en las universidades públicas? ¿Los estudiantes hijos de papá y mamá, los profesores de derecha aliados con el imperialismo Yankee? Pues no, en las universidades públicas hay muchísimas actividades que aportan al desarrollo de este país. En la Universidad Central de Venezuela, en la Facultad de Odontología se presta servicio a la población; en la Facultad de Medicina tenemos institutos sumamente importantes como el de Inmunología, el de Medicina Tropical y el de cirugía experimental, que han sido modelos en América Latina. En la Facultad de Farmacia se produce el suero antiofídico. Y así como estas facultades, la UCV también tiene mil cosas que ofrecer a la realidad, a la vida del país como todas las casas de estudio, cuyo objetivo primordial es aportar al avance y el desarrollo tanto en el
área técnica como en el área social, entendiendo la dialéctica de la vida.

Es contra esto que el gobierno está arremetiendo, todo ello enmascarado en su afán por demostrar lo magnánima de su conducta y sus decisiones. Sin embargo, estoy seguro que la historia no lo absolverá, mucho menos nosotros los que vivimos y somos universidad.

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