República, ciudad y ciudadanía
STALIN
GONZÁLEZ | Ultimas Noticias
05 de Julio de
2012
Ayer celebramos 201 años de
la Declaración de
Independencia
Al hacer
énfasis en la ruptura con la metrópoli se tiende a pasar a un segundo plano
otro aspecto inherente, el inicio de la construcción de la República. Cuando
colocamos el acento en la ruptura con la monarquía, reclamamos entonces la
construcción de nuestra ciudadanía.
Decir
República es decir ciudadano, lo que implica autonomía vital, igualdad y
libertad. Tal día como ayer, en 1811, iniciamos entonces el camino de ruptura
con la mentalidad de súbdito, con la figura del Rey y con toda la sumisión que
esta relación implicaba. La construcción de esta ciudadanía, que es el gran
proyecto nacional de Venezuela, es un esfuerzo que a la sociedad venezolana le
ha costado mucho esfuerzo, acumulado a lo largo de estos siglos, de vaivenes,
de inestabilidad, de avances y retrocesos, de momentos de liberación opacados
por momentos de oscuridad y tiranía. Este ha sido el camino construido por
nosotros como sociedad para diseñar nuestra versión del progreso.
La lucha por
este progreso, por esta manera de ser modernos, aún continúa en plena vigencia.
Festejar dos siglos de Independencia ha de ser siempre celebrar todo un camino
para convertirnos, cada día, en ciudadanos, es decir, en dueños de nuestras
propias vidas. ¿Cuáles son los adversarios a vencer para seguir construyendo
República? La sumisión, el miedo, el conformismo, la adulación, el
clientelismo, el autoritarismo, la arbitrariedad del poder; todo aquello que
nos lleva a retrotraernos a la condición de súbdito, de siervo, condición que
orgullosamente abandonamos acá en nuestra ciudad de Caracas, allá por los
lejanos días de 1811.
Construir
República, constituirnos ciudadanos, es algo que reivindica también a Caracas
como urbe, como nuestro proyecto común, es compromiso cotidiano. Los que
estamos comprometidos con una ciudad de progreso estamos convencidos de que es
posible vivir mejor, de que los caraqueños tenemos toda la capacidad para hacer
de nuestra ciudad un lugar hospitalario para disfrutar públicamente una vida
digna y plena. Hacer de nuestra ciudad una urbe que reivindique nuestro
carácter de ciudadanos es entonces una ruta que se articula con el proyecto
democrático y republicano. ¡Porque definitivamente hay un camino!
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