miércoles, 23 de octubre de 2013

Defendiendo los derechos

STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
5 de Agosto de 2009

Mientras el Gobierno se autodefine de izquierda, 
se afana contra la disidencia 


La estafa que este gobierno perpetra contra el país y su historia no tiene precedentes. Se critica la criminalización de la protesta en Honduras, pero aquí el Gobierno quiere pulverizar a los sindicatos y ha hecho de la protesta pacífica el delito más cometido por el pueblo. "Según cifras reveladas por líderes sindicales, campesinos y estudiantiles, actualmente en Venezuela existen 2.200 personas sometidas a regímenes de presentación en tribunales por ejercer su derecho constitucional a la protesta por sus reivindicaciones fundamentales" (León, 2009). Mientras el Gobierno sigue con su gran estafa de autodefinirse de izquierda, se afana contra cualquier tipo de disidencia. Con su aplastante poder, arremete contra medios televisivos y radiales y, con mucha más fuerza, contra los ciudadanos de a pie, quienes no son oligarcas, sino, muy por el contrario, parte del grupo más vulnerable de la sociedad. Provienen de sectores populares y su único delito es disentir de un régimen que no respeta sino la voluntad del mandamás de Miraflores. 

Poco se dice de aquellas personas como Maraco y Nixon, por mencionar dos casos harto conocidos, a quienes se les ha embargado parte fundamental de su vida, por el simple hecho de elevar su voz. Una centena de estudiantes asiste a regímenes de presentación cuando en la calle lo que abunda es delincuencia por doquier. Quienes de veras creemos en la defensa de los derechos humanos reivindicamos la protesta como forma de participación ciudadana. Quienes genuinamente creemos en la justicia social nos colocamos del lado de los sindicatos, los gremios, las organizaciones de base. Quienes queremos construir una alternativa distinta no nos hacemos la vista gorda y nos enfrentamos a estas tácticas nazistas. Hay que romper con el silencio cómplice. En UNT creemos en la democracia social, que no es otra cosa que mayor justicia. 

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