miércoles, 23 de octubre de 2013

Guerra de intereses


STALIN GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
3 de diciembre de 2009 

Como buena estrategia de los grandes populistas, el Presidente busca un enemigo externo frente a quien unificar a la base interna, los problemas que se plantean en nuestro país y que no encuentran solución en la actual gestión necesitan la distracción de los ciudadanos para poder contener un estallido social. La crisis de energía, la crisis del agua, la crisis económica y a esto se le suma el tema de la corrupción que afecta a los ahorristas de los cuatro bancos intervenidos, todas estas problemáticas deben ser maquilladas y más en tiempo de elecciones, es así como el conflicto con Colombia se ha convertido en la nueva estrategia de Chávez para dispersarnos y volcarnos a la defensa de la nación por encima de la exigencia hacia el gobierno para que cumpla con su labor.

Uribe por su parte entra en el juego, distrayendo la atención sobre su apetencia de repetir un nuevo periodo, que más allá de haber tenido una buena gestión, según lo dicen nuestros hermanos, se constituye en un atentado contra la alternabilidad o alternancia democrática; de esta manera responde los improperios del habitante de Miraflores agrupando a los colombianos en torno a la defensa de su soberanía, así ambos pueblos nos encontramos en la disyuntiva de asumir que pudiéramos estar frente al comienzo de un verdadero conflicto bélico (que por demás llevamos perdido) originado por un pésimo manejo de la diplomacia entre ambos países, iniciado por dos cortinas de humo de ambos presidentes, por el simple capricho de dos líderes que sin pensar en la cantidad de años de confraternidad nos inducen a una disputa que no posee sentido alguno.

Más allá de ser el tema de las bases militares, uno de los principales en el ámbito internacional y que no debe desmeritarse su análisis, la intención de fondo de Chávez no es precisamente luchar contra el imperio, con el que negociamos petróleo lejos de los constantes ataques e insultos; la intención real es consolidar las filas oficialistas que se encuentran debilitadas ya que comienzan a padecer la ineficiencia de un gobierno que se consume en la retórica pero que mantiene el accionar paralizado. Es absurda la idea de una guerra con Colombia cuando analizamos la cantidad de movilizados que existen en la actualidad, es decir, la cantidad de hermanos que han hecho suya esta patria pero que su corazón es bogotano, cucuteño, colombiano, al igual que la cantidad de venezolanos que se encuentran en la hermana república. Y es que nuestro país estaría en una gran desventaja, a pesar de tener un equipo armamentista nuevo y de paquete, nuestros soldados, e inclusive nosotros como ciudadanos, este gobierno que se ha convertido en el Estado tampoco está preparado. Con sólo bombardear la zona costa-montañera, que es donde se encuentra ubicado el casi 80% de la población, estarían acabando o afectando a la más de la mitad del país, con tan sólo bombardear Caracas acabarían con todas las instituciones del Estado que se encuentran hacinadas en la ciudad, con tan solo ocasionar daños al metro, al sistema eléctrico, en fin, frente a un país que tiene sesenta años enfrentando a la guerrilla, nosotros estamos perdidos.

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