Una de las labores más importantes que debemos realizar
todos los individuos es conocer la historia de nuestro país. Al reflexionar
sobre el pasado, podemos comprender el presente y construir un mejor futuro,
para nosotros y nuestra sociedad. El actual régimen autoritario que padecemos
hoy los venezolanos no es el primero que hemos enfrentado como nación y debemos
tener la convicción que, al igual que en ocasiones pasadas, el deseo de
libertad que anhela el pueblo se impondrán sobre la opresión.
Todos los 23 de enero conmemoramos el fin de la cruenta
dictadura de Marcos Pérez Jiménez, día en el cual el tirano no tuvo más opción
que abandonar el poder y huir del país. Este hecho que dio inicio a la etapa
democrática en Venezuela no ocurrió por arte de magia. La caída de aquel
autoritarismo fue la consecuencia directa de una serie de sucesos previos
enmarcados por la acción civil que merecen ser resaltados.
El 21 de noviembre de 1957 los estudiantes universitarios
se apoderaron de las calles con consignas en contra de la dictadura. Muchos de
estos jóvenes fueron apresados por las fuerzas del tirano, pero las ideas de
libertad se esparcieron a lo largo de toda la capital. La protesta sirvió como
una chispa que despertó el descontento del pueblo ante las injusticias que
vivía. Unos días después, el 15 de diciembre, Pérez Jiménez optó por el fraude
durante las elecciones para determinar si seguiría ejerciendo la presidencia de
la República, pero el engaño fue tan evidente que el descontento en su contra
aumentó. Ambos momentos, donde el pueblo ejerció sus derechos ciudadanos en
favor de la verdadera democracia y la libertad aceleraron la salida del poder
del dictador.
Más de 6 décadas después los venezolanos enfrentamos
nuevamente a otro tirano, que por la fuerza ha implementado un modelo corrupto
de desigualdad y pobreza. Pero por más fuerte que el régimen parezca, no son
infalibles. Sus derrotas son nuestras victorias y debemos recordarlas. En el
2007 Hugo Chávez intentó modificar la Constitución Nacional mediante un
referéndum, donde el pueblo firmemente rechazó su propuesta política y se negó
a aceptar un sistema no democrático. Esa fue la gran derrota de Chávez, quien
no supo aceptar la voluntad del pueblo. Y en el 2015 los venezolanos rompimos
por siempre con las estafas chavistas, eligiendo una Asamblea Nacional de
mayoría opositora, que nos ha permitido ejercer la lucha legitima y
constitucional que tenemos hoy.
Al igual que con Pérez Jiménez, las derrotas del régimen
actual son propiciadas por la acción ciudadana. El pueblo unido y movilizado,
junto al voto rebelde y consiente, son la mayor herramienta de presión contra
aquellos que se niegan a abandonar el poder. No dejemos que sus engaños nos
desanimen, el chavismo no es todopoderoso. Tienen miedo de quienes exigimos
nuestros derechos y reclamamos el retorno de la democracia. En nuestras manos
está dar fin a la tragedia que atraviesa Venezuela y construir el país que
todos queremos.
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