El pasado
fin de semana, toda la atención del mundo se centró sobre Venezuela y en la
crisis política, económica y social, que nos ha impuesto Maduro en los últimos
6 años. No hace falta hablar de las necesidades que todos conocemos y
padecemos, sino concentrarnos en la población de más de 300 mil personas que
están en situación de riesgo.
La
emergencia humanitaria compleja, tal como lo señala la Organización de Naciones
Unidas ocurre cuando es el resultado de la crisis política, que genera una
situación de pobreza que arremete a miles de venezolanos. Hoy la mayoría de las
personas sufre de malnutrición, no come 3 veces al día, o ha dejado de comer
alimentos para dárselos a un familiar. Y ésta es una realidad que Maduro y todo
el cinismo del aparato burocrático quiere callar.
La ayuda
recibida por toda la comunidad internacional consiente plenamente de esta
situación, está dirigida a atender a la población en estados de desnutrición
severa; así como, enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión o VIH,
cuyas medicinas no se encuentran en ninguna farmacia, o centro asistencial en
Venezuela.
En medio
de esta compleja situación, Maduro y su combo hademostrado su desprecio por el
bienestar de la gente y su enfermo deseo por mantenerse en el poder, incluso a
costa de la vida de venezolanos que están en riesgo de morir. Empezaron negando
que existiera una crisis, queriendo tapar el sol con un dedo, cuando todoshemos
sufrido la escasez de medicina por lo menos en alguna ocasión para algún
familiar o amigo. Luego impidió, a través de la fuerza y la represión, la
entrada de estas medicinas, en una muestra de egoísmo, de intolerancia y, sobre
todo, burla a las condiciones que vivimos en Venezuela.
Nosotros,
desde la Asamblea Nacional hemos trazado una ruta, y en esta ocasión no solo es
la discusión política de reconquistar la democracia en el país, sino atender
las necesidades sociales y económicas en un corto plazo. Para eso, hemos venido
actuando y contamos con el apoyo de la iglesia, de muchos países amigos, de
organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales dedicadas a la
ayuda humanitaria, para que este apoyo sea dirigido efectivamente a la gente
que más la necesita.
Hoy
nuestra atención y nuestro corazón está con la familia venezolana para que esta
ayuda pueda ingresar y darles una solución a las personas que más lo necesitan;
así como, los miles de voluntarios que sufrieron la represión de Maduro. Ellos,
los usurpadores, son los que ponen trabas y alcabalas para intentar que la
ayuda no llegue a quien tiene que llegar. Ahora no solo persiguen a nuestros
dirigentes políticos, sino que atacan y agreden a los profesionales de la salud
que voluntariamente se ofrecen a colaborar con estas medidas humanitarias.
Esto es
sólo un paso para el retorno a la democracia. Cada día avanzamos más en el
proceso de reinstitucionalización de nuestro país. La ruta es clara: cese de la
usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, solo así podremos salir
de esta crisis y recuperar al país que todos queremos.
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