Luego de la fallida
intención del Presidente de presentar la Memoria y Cuenta del año 2016, el
recién nombrado ministro celebra con pompas los supuestos éxitos de la gestión
gubernamental. Lamentablemente, no hay nada más perjudicial para el desarrollo
de un país que un gobierno que no les rinda cuentas a sus ciudadanos de la
realidad y de las causas y consecuencias de sus males.
El año 2016 es un año
de heridas, como bien lo reconoce el ministro Jaua: es el año de peor desempeño
económico del país desde hace más de 100 años, con una inflación que multiplicó
el precio de los bienes por 7 (es decir, lo que comprábamos a 200 en enero,
tuvimos que pagarlo a 1.400 en diciembre) y con una caída de la producción y de
oportunidades de empleo productivos de más de 10%.
Es un año de heridas
porque al Gobierno se le olvidó mencionar que hubo más de 25 mil venezolanos
muertos por la violencia desatada, que la pobreza aumentó drásticamente, que la
pobreza extrema, esa que vemos todos los días al ver a ciudadanos recoger
comida de la basura, se hizo presente en todas las ciudades del país, y que la
escasez de productos de primera necesidad y de medicina para nuestros
familiares nos obliga a realizar colas de más de cuatro horas hasta por un
pedazo de pan.
El Vicepresidente habla
de una supuesta “guerra económica”, pero en sus cuentas no menciona que el
Gobierno tuvo que destinar cada vez más recursos para pagar una creciente deuda
externa que nada le aporta al desarrollo del país y solo ha servido para
enriquecer a los altos funcionarios de este gobierno corrupto. Que no quieren
aprobar el bono de alimentación a pensionados, que no han construido más
viviendas, y que no quieren darles a las personas el legítimo derecho de ser
propietarios de su vida.
Reconoce muy bien que
la burocracia estatal ha penetrado hasta lo más profundo de la organización
social poniendo al aparato del partido a administrar mafias de distribución de
alimentos, a través de la extorsión y del chantaje populista. Lo que no es
capaz de asumir todas esas verdades ante la Asamblea Nacional, legítima
representante del pueblo venezolano.
He aquí la verdadera
razón de por qué el Presidente no rindió sus cuentos ante la AN.
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