07 de Agosto 2020
En dos décadas el régimen llevó a la ruina a PDVSA, causando grandes daños y desastres nunca antes vistos en el país. A pesar de ser una nación petrolera, Venezuela no produce gasolina para el consumo interno, nuestra producción retrocedió a número de hace más de 60 años y miles de trabajadores han protestado desde hace años por mejoras salariales, de pensiones y el respeto a los contratos. Por si fuera poco, un derrame petrolero en el estado Falcón pone en peligro al ecosistema natural del parque nacional Morrocoy. El desastre puede destruir gran parte de la flora y fauna de la zona, además de perjudicar la pesca, principal actividad económica de los pobladores. Sin embargo, este no es el único gran incidente que amenaza nuestros ecosistemas causado por la corrupción, irresponsabilidad e ineptitud del chavismo.
Según una denuncia del Colegio de Ingenieros del estado Zulia, PDVSA vierte aproximadamente 250 barriles de petróleo diarios en el lago de Maracaibo, de modo que ha destruido gran parte de la vida animal, ha puesto en riesgo la vida de muchas comunidades indígenas que viven allí y el espeso fluido negro en el agua ha dañado los motores, botes y equipos de los pescadores locales. La falta de mantenimiento en las plantas y refinerías de PDVSA, por la irresponsabilidad y corrupción chavista, es causante de este desastre que lleva años ocurriendo.
Pero las catástrofes del régimen no se limitan solo a PDVSA. Un ejemplo es la explotación del Arco Minero iniciada en el 2016. En su ambición por enriquecerse los bolsillos, han llevado a cabo este acto ilegal. Las consecuencias ya se pueden ver: la región está plagada de guerrillas, narcotráfico, trata de personas, prostitución, trabajo infantil y otros males. Además, la explotación conlleva la contaminación y destrucción de toda la zona, el envenenamiento de cuencas, embalses y ríos, la deforestación de millones de hectáreas, etc. Estas acciones ponen en riesgo a las comunidades indígenas, atentando contra sus vidas, su salud y los obliga a abandonar sus hogares. El régimen está explotando nuestros recursos naturales, adueñándose del oro, coltan y otros minerales, para usarlas en transacciones ilegales y llenando sus cuentas personales.
Lamentablemente hay muchos otros ejemplos de cómo la corrupción e ineptitud del régimen son responsables de grandes males de este tipo. La nube tóxica en Guanta (Anzoátegui) ocasionada por la planta cementera de Pertigalete que, por falta de mantenimiento desde su expropiación a manos del régimen, perjudica a miles de personas o la gran contaminación del lago de Valencia causada por la falta de plantas de tratamiento, que el régimen se negó a pagar porque prefirieron malgastar el dinero que pertenecía a todos los venezolanos.
El régimen solo deja caos y sufrimiento a su paso. Por ese motivo es necesario un cambio político en el país. Venezuela exige un modelo político que rinda cuentas al pueblo y se preocupe por mantener el equilibro natural en los ecosistemas para el disfrute de todos. Es inaceptable que sigan cometiendo estas injusticias, robando descaradamente los recursos del país y poniendo en riesgo la salud de millones.
Venezuela necesita dejar atrás toda la corrupción e ineptitud que ha caracterizado estos últimos 21 años bajo el chavismo. Retomar nuestra libertad y lograr el regreso de la democracia nos permitirá recuperar PDVSA, para que vuelva a ser una empresa referente a nivel mundial. Asimismo, en democracia los funcionarios públicos e instituciones del Estado trabajarán en pro de todos, con mandatos transparentes y bajo supervisión, de modo que los venezolanos puedan contar con calidad de vida y un medio ambiente sano. No dejaremos de luchar hasta que esa meta sea una realidad para el pueblo venezolano.
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