14 de Agosto de 2020
Luego de cinco meses de pandemia, el régimen sigue sin tomar las medidas correctas para proteger a los venezolanos de los efectos dañinos que tiene el COVID-19. Esta es una catástrofe que amenaza tanto la salud y vida de millones, como también la economía y el día a día de todos. Ante cada denuncia sobre los errores que cometen en este tema, reaccionan de la manera acostumbrada, con amenazas, censura y excusas. Con cada acción y declaración demuestran que no les interesa Venezuela.
A pesar del incremento continuo de los casos, solo han habilitado un único laboratorio encargado de analizar las pruebas diarias de PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) que se utilizan para diagnosticar al virus. Éste presenta una gran cantidad de limitaciones en insumos, personal y equipos, siendo un ejemplo más de nuestro colapsado sistema de salud, devastado por el modelo del régimen. Tal situación ha limitado el número de pruebas diarias que se pueden hacer. Hoy solo se realizan 1.800 cada día, pero es una cifra insuficiente para las necesidades del país, en comparación con el resto de la región es un número mínimo. Por ejemplo, en la vecina Colombia se realizan 30 mil pruebas diarias, gracias a qué poseen 98 laboratorios especializados en el tema.
Por si fuera poco, la precariedad en el centro médico ha ocasionado que se disminuyan los exámenes para detectar diferentes enfermedades como el VIH, sarampión y dengue, descuidando a otros pacientes que también necesitan cuidados y ayuda médica. La crisis humanitaria compleja que causaron por su corrupción e ineptitud nos hizo más vulnerables ante el COVID-19 y ahora no tienen respuestas para el país. Habilitar un solo laboratorio es un acto inhumano que acrecienta la incertidumbre, el control sobre la gente y dificulta la lucha contra el virus. Quieren seguir con el control absoluto porque así controlan las cifras. Si se democratiza el proceso de diagnóstico quedan descubiertos.
Esto explica su reacción ante el informe de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (ACFIMAN) a inicios de mayo. El texto alertaba de un posible pico de la epidemia entre junio y septiembre de 2020, con 1000 a 4000 casos diarios. Como respuesta el régimen amedrentó a la institución porque no les conviene que la verdad salga a la luz. Quieren tener el control de toda la información y mantener un discurso que siempre les favorezca, para mantenernos desinformados y poder vigilarnos mejor. Sin embargo, la realidad no la pueden ocultar por más que lo intenten. El tiempo les dio la razón a los expertos, ya que hace unos días llegamos a la alarmante cifra de mil casos diarios y los números solo van en aumento. La vida de los venezolanos está en peligro. No es momento para improvisaciones, es momento para hacer un seguimiento profesional y especializado de la pandemia. La academia es clave para luchar contra el COVID-19.
El país necesita que se descentralicen las pruebas para que todos sepamos las cifras reales y así tomar las medidas correctas. Hay que detener la politiquería y dejar los egos a un lado para pensar en lo verdaderamente importante, el bienestar de Venezuela. Los venezolanos esperan soluciones que se ajusten a la realidad que atravesamos. Existe una responsabilidad para con la nación, por eso es vital tomar las decisiones sensatas y correctas para evitar que la pandemia siga escalando y el sufrimiento de millones empeore. Venezuela exige respuestas para salir de esta crisis y detener esta tragedia.