2 de septiembre 2017
Opinión Últimas Noticias
Mencionar a la empresa multinacional brasilera Odebrecht es sinónimo de corrupción en todo el continente latinoamericano. Aunque la debilidad institucional y la falta de transparencia es uno de los mayores problemas en la región, en el caso de esta constructora brasilera, va más allá de un simple caso, sino que implica el mayor escándalo de corrupción de la historia.
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Mencionar a la empresa multinacional brasilera Odebrecht es sinónimo de corrupción en todo el continente latinoamericano. Aunque la debilidad institucional y la falta de transparencia es uno de los mayores problemas en la región, en el caso de esta constructora brasilera, va más allá de un simple caso, sino que implica el mayor escándalo de corrupción de la historia.
En los más de 100 casos de
proyectos de obras públicas, hay relación con pagos indebidos por
sobre-precios, sobornos para la asignación de obras, así como el pago a
funcionarios públicos para lograr asignaciones multimillonarias, en la
construcción de obras como gasoductos, canalización de ríos, carreteras,
ferrocarriles, y demás obras de infraestructura.
Los directivos brasileros
reconocen haber pagado 800 millones de dólares sólo en sobornos en más de 11
países en donde esta empresa está presente. Estas acusaciones han ocasionado
investigaciones a altos personeros de gobierno de países
como Argentina, Brasil, Colombia, y hasta la implicación de expresidentes como
en el caso de Perú.
En el caso de Venezuela
impresiona el absoluto silencio que ha habido desde las instituciones del
gobierno sobre este escándalo que la región conoce desde hace un año, sobre
todo cuando es visible la presencia de la empresa brasilera en obras públicas a
nivel nacional, algunas de ellas con un estado increíble de retraso como lo
están las obras de la línea 4 del Metro de Caracas.
La corrupción en las altas
esferas del gobierno es lo único que puede explicar este silencio. Solo con la
salida del país de la Fiscal Ortega Díaz es que pudimos enterarnos de como las
principales figuras del PSUV son los responsables de participar en los hechos
de corrupción vinculados sólo con esta empresa.
Esto 18 años de mal gobierno
pueden pasar como los peores de la historia, no solo por la incapacidad de
llevar políticas, sino por haber desvalijado y saqueado el período de mayor
abundancia del país. Este robo al futuro de todos los venezolanos, solo lo
pueden hacer con el secuestro de las instituciones del Estado: Fiscalía,
tribunales, alcaldías y gobernaciones. Por eso es que ellos odian a la Asamblea
Nacional, como ente público de control, por eso ellos odian las elecciones,
porque pierden sus negocios.
Recuperar la democracia no
es sólo un ideal de pocos, se concreta con la elección de servidores públicos
dedicados a atender el problema de la ciudadanía y no a sólo llenar sus cuentas
en el exterior como lo hacen los más viles ladrones.
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