Tarjeta unitaria
Stalin González
El domingo pasado, más de 500.000 venezolanos acudieron a sus centros de votación para decidir quiénes serán aquellos responsables en llevar su proyecto de país a la próxima Asamblea Nacional. Ese evento, más allá de su éxito y relevancia para la democracia del país, abre paso para que podamos emprender esos cambios que tanto necesitamos.
Pensando en este tránsito y en la necesidad de caminarlos
para lograr un legislativo útil, que legisle y que fiscalice a los gobernantes,
creo que es conveniente la tarjeta unitaria en los próximos comicios. La
unificación de esfuerzos, que no implica la uniformidad de opiniones, aumenta
nuestras probabilidades de alcanzar la mayoría en el parlamento venezolano, y
ello más que una creencia es un afirmación que realizo basado en diversos
argumentos.
Si analizamos brevemente la historia política reciente del
país, vemos cómo en aquellos retos que fuimos coordinados, unidos y enfocados,
la oposición logró importantes victorias cualitativas y cuantitativas,
rechazando en una de ellas el cambio constitucional.
Ir con la MUD es una carta de compromiso con el país y con
el proyecto opositor. La crítica a las organizaciones es necesaria y sana para
la vida de las mismas. Sin embargo, para concretar el proyecto país que
queremos se necesita compromiso con los objetivos que la alternativa
democrática plantea. Ir de forma unitaria nos compromete a respetar los
acuerdos y objetivos planteados para llegar hasta allí y dejar en evidencia a
aquellos que usan discursos ambiguos, particulares e interesados, para hacerse
del poder sin importar a qué modelo de país le sirva.
La militancia en un partido no excluye el compromiso a la
unidad. Los esfuerzos políticos, el trabajo en las comunidades y el natural
interés de fortalecimiento del partido son compatibles con la tarjeta unitaria.
La solicitud es que desde esos espacios y desde esos liderazgos se aglutine
esfuerzos para lograr la mayoría en la Asamblea Nacional.
Las elecciones aquí planteadas son la punta de lanza para
los cambios del país, y la tarjeta de la unidad es, según esos criterios, la
mejor arma para lograrlo. Estos y otros argumentos dejan evidencia que más que
un capricho, la tarjeta de la unidad es la base de la estrategia para la
victoria parlamentaria.
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