lunes, 9 de febrero de 2015

Apartheid caraqueño


Stalin González

 El apartheid es parte de los errores de la historia universal contemporánea, donde los ciudadanos del mundo fuimos testigos de la vejación y discriminación que puede cometer un régimen contra los ciudadanos de su propio territorio por condiciones tan insolentes como el color de su piel. Ese desafortunado sistema fue un mecanismo de segregación racial, visto en Suráfrica y Namibia, donde se negaba el acceso a ciertos sitios a personas “de color”.

Mucho agua ha corrido desde entonces y hay numerosos tratados en materia de derechos humanos, libertades civiles y de discriminación racial que prohíben taxativamente el secuestro de derechos a cualquier grupo humano. Sin embargo en la actualidad hay formas más sutiles, pero igual de flagrantes de segregar a una población.

Los caraqueños sufrimos la misma cola, escasez e inflación que sufren el resto de los venezolanos; sin embargo, por decisión unilateral del alcalde Jorge Rodríguez, somos los únicos que no podemos protestar en nuestras calles. El gobernante de la capital ha convertido Caracas en un espacio censurado donde es negada cualquier protesta que no sea “permisada”. El derecho de manifestarse de manera libre y pacífica que está establecido en la Constitución nacional, y de hecho defendido en ocasiones por el régimen, ha sido confiscado sin más razones que un permiso que no figura en ninguna normativa legal y que en la práctica ha imposibilitado la manifestación genuina, pacífica y legítima de los ciudadanos caraqueños.

Los caraqueños hemos sido segregados de nuestros propios espacios y se ha negado uno de lo mas elementales de los derechos: el derecho a exigirlos. El régimen nos ha sometido a un apartheid político, donde aquel que no comulga con su proyecto no puede las protestar en las calles capitalinas. Sin más, el caraqueño tiene negado el acceso a Caracas por el tan solo hecho de no comulgar con la revolución.


La negación del derecho a protesta y del uso de espacios públicos viola la ley, agrede a los caraqueños y contraviene a la democracia. Estamos a tiempo de que el mundo no añada a la historia una nueva forma de segregación. Es momento de que cese el silencio cómplice de los que conforman el Estado y se reivindique el derecho a manifestar a todos aquellos caraqueños

No hay comentarios:

Publicar un comentario