Venezuela padece las terribles consecuencias de un
régimen ambicioso de poder, que por sus intereses políticos, secuestró poco a
poco las instituciones del país, con el objetivo de no tener que rendir cuentas
a nadie.Así, pudieron dar rienda suelta a sus prácticas corruptas, además de
las expropiaciones y controles de precios, que desbastaron nuestra economía,
producción y originaron la escasez, que hoy millones de venezolanos sufren a
diario.
El chavismo solo es sinónimo de injusticia y crisis.Es
por culpa de ellos que ya tenemos 7 años en recesión económica, una caída mayor
del 70% de nuestra producción nacional, la inflación más alta del mundo y el
endeudamiento y quiebre de PDVSA, que pasó de producir 3 millones de barriles
diarios a menos de 750mil. Ahora agotan nuestras reservas internacionales, que
se encuentran en su nivel más bajo desde hace 60 años, para mantener su modelo
fracasado, y también destruyen el Arco Minero para buscar y vender nuestro oro,
sin importarles el daño a futuro para el país y el pueblo.
Mientras los allegados al régimen tienen acceso a
servicios internet privados, tienen plantas eléctricas y se dan lujos en
bodegones, la triste realidad de la amplia mayoría de venezolanos es que tienen
sueldos de miseria, que no cubren las necesidades básicas y por eso deben
recurrir al trabajo informal para poder sobrevivir. Hoy el pueblo no puede
guardar cuarentena porque sin los ingresos diarios, la miseria y pobreza sería
mayor.
Venezuela necesita un cambio político real, que tenga
como objetivo recuperar las instituciones del Estado, para que actúen en pro
del pueblo y que acaten lo expresado en nuestra Constitución. Debemos dar fin a
las expropiaciones, los controles de precios y la corrupción.Solo con el
respeto a las libertades económicas de los ciudadanos es posible generar un
ambiente de confianza y seguridad jurídica, de modo que aumente la inversión y
la producción en la economía nacional. De esta manera, los venezolanos podremos
contar con oportunidades para optar por buenos empleos, que si tengan salarios
dignos, aseguren protección social a las familias y permitan disfrutar de calidad
de vida, sin distinciones por tener un carnet o ser parte de una ideología
política a fin a quienes gobiernan.
Estamos en un momento clave de nuestra historia. Es el
momento de reconstruir el país e iniciar el camino al desarrollo nacional y así
dar fin a los problemas del pueblo. Para esto debemos primero apostar por la
recuperación de las instituciones públicas, de modo que creen un ambiente que
fomente el avance económico y social. Esta es la forma para volver a gozar de
trabajos que permitan vivir bien, con ahorros, sin penurias ni miseria y con
buenos servicios básicos.
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