CORRUPCIÓN A TRES BANDAS
Stalin Gonzálalez
En las cercanías de las tiendas se aglutina multitud de
personas esperando recibir productos básicos. Algunos de ellos ejercen una
nueva profesión: son bachaqueros.
En las cercanías de las tiendas se aglutina multitud de
personas esperando recibir productos básicos. Algunos de ellos ejercen una
nueva profesión: son bachaqueros. Estos se encargan de comprar la mercancía y
venderla con un alto margen de ganancia, que puede ser suya o del funcionario o
militar que gana por decirle los horarios de descarga de mercancía.
España adelanta una investigación sobre lavado de dinero y
pide la intervención de los bancos que son usados para este delito. Aparecen
seis nombres llamativos; cuatro ex funcionarios del alto Gobierno y dos empresarios
venezolanos. El Gobierno se limita a declarar que los pasaportes no eran
diplomáticos.
Un ex alto funcionario el país está asilado en EEUU como
testigo protegido para atestiguar sobre casos de corrupción. Otro en funciones
alega que es y ha sido traidor porque, mientras era funcionario, robó las arcas
públicas. Dicha afirmación la hace mientras confiesa saberlo desde hace algunos
años y ha callado por lealtad.
Tres casos de diferentes dimensiones, naturaleza y con
consecuencias que tienen el mismo origen, la corrupción como modo de vida.
Desde aquel que aprovecha su cargo para decirles a los propios dónde, cómo y
cuándo está la mercancía y saca provecho de ellos, hasta aquellos casos más
escandalosos y vergonzantes donde se robó el arca pública, se fue del país y
cuenta con la anuencia de los congéneres para mantener el poder.
La corrupción y la impunidad reinante carcome a la sociedad.
La falta de transparencia y rendición de cuentas, sumada a la eliminación de
cualquier atisbo de control gubernamental, ha conllevado a niveles preocupantes
de corrupción.
El robo al Tesoro Nacional es un atentado contra nuestras
finanzas, nuestro presupuesto y el dinero que disponemos para concretar las
políticas públicas. Por otro lado, erosiona la legitimidad de las instituciones
y a los funcionarios que la ejercen porque no se vislumbran al servicio de la
sociedad, conllevando a lo que vemos ahora, la deslegitimación del sistema
político