Elecciones parlamentarias
STALIN GONZÁLEZ | ULTIMAS NOTICIAS
12 de Diciembre de 2014
En las elecciones legislativas de 2005, un grupo de la oposición logró convencer a la mayoría de los que disentíamos del Gobierno que la abstención era la medida más pertinente para frenar al régimen.
En las elecciones legislativas de 2005, un grupo de la oposición logró convencer a la mayoría de los que disentíamos del Gobierno que la abstención era la medida más pertinente para frenar al régimen. Las razones en aquel entonces esgrimidas eran que la institución electoral no podía garantizar la imparcialidad de las elecciones, por ende de los resultados, que la completa ausencia de un sector del país deslegitimaría dichas elecciones y la posterior investidura de los diputados elegidos en dichos comicios.
Esa elección logró que el oficialismo se hiciera con la totalidad de la Asamblea, empezando así la decadencia del parlamentarismo venezolano. Esa institución dejó de ser un ente contralor, fiscalizador y legislativo y se convirtió en un instrumento para legalizar las acciones que desde el Ejecutivo se cometen y que le dan la espalda a la Constitución.
Con el amparo de este cuerpo legislativo se modificaron leyes sensibles como la ley orgánica electoral, se renovaron poderes con poca transparencia y se moldeó el sistema parlamentario a los intereses oficiales. El saldo de ese vacío de poder supuso un retroceso en la institucionalidad venezolana, en su talante democrático y en su sistema político.
Una vez que regresaron todos los sectores del país al Parlamento, se ha hecho un gran esfuerzo por superar la polarización, la persecución, el acoso y la desigualdad de oportunidades para llevar adelante algunas iniciativas de la oposición. De igual forma hemos alzado la voz para exigir más transparencia, contraloría del presupuesto, objeciones al gasto indiscriminado y denunciado las prerrogativas al Ejecutivo. La oposición ha intentado en los últimos años legislar en pro de la calidad de vida de los venezolanos y discutir en la Asamblea los problemas que a estos le atañen.
En medio de esta crisis social, política e institucional que nos tiene sumergido el Gobierno venezolano, corremos el riesgo de que los argumentos antes esgrimidos vuelven a tomar vigor. El camino de la Asamblea Nacional no supone un cambio automático de la situación, pero abandonar de nuevo esos espacios imposibilitará cualquier otra alternativa democrática de cambio. Venezuela no puede correr el riesgo de perder un poco más de las instituciones, el país necesita urgentemente la reconstrucción del sistema político y eso pasa por permanecer y triunfar en las elecciones parlamentarias.
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