viernes, 7 de marzo de 2014

Sin anestesia


STALIN GONZÁLEZ | Ultimas Noticias
06/03/2014

El colapso del socialismo radica en su centralización económica que ahoga cualquier iniciativa productiva
Hace pocos días escuchábamos al canciller Jaua en espacios internacionales defender los logros del sistema socialista del país. Resaltaba la educación gratuita y la erradicación del analfabetismo como algunas de sus banderas para legitimar su sistema, su régimen y su actuación. Cuando escuchaba recitar sus logros, no podía evitar recordar aquellos argumentos que sustentan la revolución cubana para legitimar su sistema, como lo son el sistema educativo y también la gratuidad en el sistema de salud. 

Recordé también que tras la caída del sistema soviético, las sociedades empezaban a elegir aquellas opciones políticas que no sacrificaban los logros del sistema soviético en materia social. El acento social en todas estas proclamas revolucionarias no es aleatorio, corresponde a que no existe sociedad que no aspire al bienestar social y porque las objeciones hacia cualquier intento de socialismo real no se encuentran allí.

El colapso del socialismo radica en su centralización económica que ahoga cualquier iniciativa productiva, envilece y corrompe las políticas económicas por su engordada burocratización empobreciendo poco a poco al sistema y a sus ciudadanos.

 La debilidad deriva en su poca vocación democrática, que, aunque las renovadas caras concurran a elecciones, criminaliza al adversario e impone la hegemonía del partido único en todas las esferas públicas, aplastando cualquier disenso y opinión distinta.

 Lo importante e irónico de ello es que estas debilidades impiden en último término mantener las políticas sociales que lo legitiman, empobrece a sus ciudadanos, y aunado a ello socava libertades y salud política de sus sociedades.

Si nos acercamos al “socialismo del siglo XXI”, el panorama es mucho más desalentador. La matriculación de escuelas no está correspondido con calidad educativa, las “canaimitas” no esconden la poca remuneración de los maestros, la gratuidad sanitaria se opaca por la falta de infraestructura e insumos en los hospitales y la pensión de nuestros abuelos no es suficiente con la inflación.

Los sistemas socialistas siempre han minimizado las debilidades del régimen en la idea de bienestar social, pero en Venezuela no hay logro social que legitime esta revolución. 

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