viernes, 21 de marzo de 2014

El foco


STALIN GONZÁLEZ |ULTIMAS NOTICIAS
21 de Marzo de 2014

Desde que la marcha estudiantil nos sacudió a todos y nos sacó a la calle, en Venezuela todos nos enfocamos en la necesidad de cambiar las difíciles condiciones de vida

Las frustraciones que tiene la mayoría de la población es compartida y comprensible. El dinero cada día vale menos, aun con dinero cada día conseguimos menos productos, y aún más grave, la inseguridad nos hace temer cada día que lleguemos a nuestras casas con vida.

Desde que la marcha estudiantil nos sacudió a todos y nos sacó a la calle, en Venezuela todos nos enfocamos en la necesidad de cambiar las difíciles condiciones de vida que hasta ahora hemos estado llevando los venezolanos. Sin embargo, las maneras de cambiar estas condiciones son naturalmente variadas.

No veo debilidades en que en la oposición venezolana tengamos diversas formas y propuestas para sacar a Venezuela de la crisis. Al fin y al cabo, la homogeneización, el pensamiento único y la uniformidad ideológica, es lo que nos ha traído hasta aquí. Pero nos ha traído hasta aquí el no reconocimiento del otro, la violencia como discurso y la confrontación como forma política. La superación de la decadencia económica, política y social de que somos víctimas solo es posible si superamos esas formas que la originaron, y creo que en eso debemos coincidir tanto o igual que los problemas que nos aquejan.

La escasez, la inflación, la inseguridad, la violación de derechos humanos, el secuestro de los poderes públicos y las mentiras gubernamentales, son problemas urgentes que justifican nuestras protestas y nuestras demandas, pero además exige de nosotros propuestas y soluciones, exige plantear y ser una alternativa.

Esta alternativa necesita argumentos más allá de nuestras justificadas frustraciones. La alternativa democrática tiene como objetivo la construcción de una mayoría organizada que pueda brindarle al país una nueva forma de hacer las cosas, defiende un proyecto país donde dé cabida a todos los venezolanos, donde el diálogo recobre su importancia democrática y la polarización sea cosa del pasado.

Nuestro foco es exigir al gobierno actual que nos garantice la vida, que nos trate a todos por igual y que mejore nuestras condiciones de vida. También es nuestro objetivo convencer a cada uno de los venezolanos que hay una alternativa posible, que lo incluye, y que en ella tendremos un mejor país. Más allá de las diferencias mantengamos el foco; busquemos, defendamos y construyamos democracia.



viernes, 7 de marzo de 2014

Sin anestesia


STALIN GONZÁLEZ | Ultimas Noticias
06/03/2014

El colapso del socialismo radica en su centralización económica que ahoga cualquier iniciativa productiva
Hace pocos días escuchábamos al canciller Jaua en espacios internacionales defender los logros del sistema socialista del país. Resaltaba la educación gratuita y la erradicación del analfabetismo como algunas de sus banderas para legitimar su sistema, su régimen y su actuación. Cuando escuchaba recitar sus logros, no podía evitar recordar aquellos argumentos que sustentan la revolución cubana para legitimar su sistema, como lo son el sistema educativo y también la gratuidad en el sistema de salud. 

Recordé también que tras la caída del sistema soviético, las sociedades empezaban a elegir aquellas opciones políticas que no sacrificaban los logros del sistema soviético en materia social. El acento social en todas estas proclamas revolucionarias no es aleatorio, corresponde a que no existe sociedad que no aspire al bienestar social y porque las objeciones hacia cualquier intento de socialismo real no se encuentran allí.

El colapso del socialismo radica en su centralización económica que ahoga cualquier iniciativa productiva, envilece y corrompe las políticas económicas por su engordada burocratización empobreciendo poco a poco al sistema y a sus ciudadanos.

 La debilidad deriva en su poca vocación democrática, que, aunque las renovadas caras concurran a elecciones, criminaliza al adversario e impone la hegemonía del partido único en todas las esferas públicas, aplastando cualquier disenso y opinión distinta.

 Lo importante e irónico de ello es que estas debilidades impiden en último término mantener las políticas sociales que lo legitiman, empobrece a sus ciudadanos, y aunado a ello socava libertades y salud política de sus sociedades.

Si nos acercamos al “socialismo del siglo XXI”, el panorama es mucho más desalentador. La matriculación de escuelas no está correspondido con calidad educativa, las “canaimitas” no esconden la poca remuneración de los maestros, la gratuidad sanitaria se opaca por la falta de infraestructura e insumos en los hospitales y la pensión de nuestros abuelos no es suficiente con la inflación.

Los sistemas socialistas siempre han minimizado las debilidades del régimen en la idea de bienestar social, pero en Venezuela no hay logro social que legitime esta revolución. 

domingo, 2 de marzo de 2014

AL TROVADOR


Son menudos los recuerdos de mi infancia en las cuales tu música me acompañó, marcando mi forma de concebir el mundo, la política y la manera de entender cuál sería mi posición en ambas. Crecí entre el 23 de Enero y  el centro de Caracas, al calor de las luchas sindicales de mis padres, dirigentes de izquierda, que  hicieron parte de mi la revolución cubana y  la esperanza del modelo  socialista,  así como las críticas a  la falta de libertades, el estancamiento económico y la hiper-burocratización del Estado, que conllevaron al  colapso de este sistema.

Cuando ingresé a la universidad, a la UCV, la militancia en un partido de izquierda siguió siendo mi escuela  en la  lucha por las reivindicaciones sociales, por la mejor calidad de vida de todos los venezolanos, por la búsqueda de una vía democrática y socialista que mitigara las amplias desigualdades en el país, que dignificara la vida de esos “tierrúos“ a los que haces referencia, que se acabara la corrupción.

Nada de lo esperado vi en la figura de aquel carismático, pero al fin y al cabo dirigente militar,  que invadió la historia de Venezuela en 1992, y que en medio de inevitable colapso de los partidos tradicionales se abrió camino para traernos su revolución... Nada de ello  sigo viendo ya después de 15 años en el poder de la maquinaria bolivariana, en la cual, lejos de superar aquellos errores que el socialismo en sus fracasadas experiencias nos advirtió, se repiten de forma tan irrestricta que parecen  una gestión calcadas de un panfleto propagandístico brezheviano.

Leía en tu carta dirigida a Blades, que la “revolución es un vuelco, una ruptura, un cambio abrupto de perspectiva”,  así lo también lo creo, y pensando en la revolución bolivariana, es interesante evaluar el devenir de la misma a la luz del concepto que esgrimes.

Podríamos señalar que en efecto, nuestra Constitución fue modificada, le cambiamos el apellido con la esperanza que fuera más participativa y protagónica. Nuestra forma de hacer política efectivamente ha dado un gran vuelco. Lo actores políticos que no estamos de acuerdo con los planteamientos del gobierno, ahora somos perseguidos, vigilados, catalogados como fascistas, apátridas, burgueses o traidores.

La economía Silvio, esa estructura fundamental en la cual deriva el sistema, parece que no ha dado muchas vueltas. Nuestra economía depende, cada vez más, de la renta petrolera , y como nota curiosa manteniendo la venta de barriles  al archienemigo, que en estas materias no denominan "imperio", sino socio comercial. Hoy por hoy somos incapaces, aún con las innumerables empresas expropiadas, de producir los productos básicos de nuestra canasta alimentaria.

La devaluación, subidas de IVA , la corrupción, así como  la falta de comida siguen siendo preocupaciones de la mayoría (chavistas y opositores) que resuenan en nuestras calles y golpean nuestros bolsillos.

En la misma carta decías "el tiempo ha pasado, nos recuerda Blades, pero los derechistas venezolanos llaman “los tierrúos” a esos pobres sin zapatos que ellos explotan en el siglo XXI. Es imposible que una revolución haga felices a los dos grupos, porque la revolución va a dar justicia, y hacer justicia no es una fiesta de cumpleaños."

Las revoluciones efectivamente no pueden hacerle justicia a todos, pero me hubiese gustado ver justicia en la mayoría. Estos quince años en el poder del llamado "socialismo del siglo XXI", la tasa de violencia en el  país ha aumentado geométricamente, muriendo sin distingo de clase miles de venezolanos. Los hospitales no tienen insumos, médicos, ni espacios adecuados; los maestros no tienen contratos fijos ni salarios acordes, las universidades autónomas no tienen presupuesto.

Silvio, en Venezuela se están torturando estudiantes, que pueden ser tus hijos, sólo por pensar diferente, sólo por querer anaqueles llenos de comida, por exigir tener un empleo digno y una oportunidad de superación.

Me pregunto Silvio, a cuál justicia te refieres, quizás llamas justicia a emprender un plan para hacer remodelaciones a los bloques del 23 de Enero y dejar las mismas a la mitad porque los responsables de las obras se robaron el dinero. Quizás llamas justicia al prometer el saneamiento del Río Guaire y que todavía esté contaminado porque de nuevo se robaron el dinero.

He de suponer que la justicia a la cual refieres, implica que la Guardia Nacional asesine a venezolanos que protestan pacíficamente su descontento, legítimo, por un gobierno que cada día habla más y hace menos. También supongo que lo "justo" es que los venezolanos pasemos horas de cola para conseguir comida y que debemos llegar a la libreta de racionamiento con la cual estás bien familiarizado, pero que no usas porque gozas del favor de los Castro.

Como ves Silvio, más que cambios abruptos, rupturas y vuelcos lo que veo son terribles continuidades. Venezuela continúa con desigualdad, pobreza, corrupción y con la dependencia económica que queríamos combatir hace años.

Creo que durante toda mi vida has acompañado  mis luchas porque hemos aspirado a vivir en un mundo más justo.  La diferencia es, creo, que busco un sistema donde la libertad y la justicia social puedan entenderse, en cambio tú Silvio, decidiste  defender tu sistema a secas.

Este gobierno, al igual que el cubano, los cuales defiendes, han usado la esperanza de un pueblo para ser oprimirlos, negarlos, ignorarlos, como en cualquier sistema capitalista salvaje imaginado.

 "...ojalá que el deseo se vaya tras de ti, a tu viejo gobierno de difuntos y flores..."

Además, los venezolanos tenemos un valor que entiendo que no comprendas, pues la revolución cubana no lo ha permitido vivirlo, que es la democracia. Más allá de la discusión de la revolución o no, quiero, espero y lucho por mantener el sistema democrático. Ninguna revolución, excepto la Francesa ha traído democracia y libertad, siempre son la excusa de unos cuantos ansiosos de poder.

La gestión del discenso, la posibilidad de alternancia, de pluralidad política, la separación del gobierno-partido- estado, de elegir y ser elegido, son elementos que no he de sacrificar, porque creo, y numerosas experiencias en el mundo lo confirman, que si hay alguna vía exitosa para reducir desigualdades, vencer la pobreza y limitar a los poderes, es la democracia.

Para mí, Silvio, antes de ser de izquierda, hay que ser demócrata.

Resulta una cachetada a la historia, que los que una vez resultaron oprimidos ahora detentan el poder para oprimir, no para liberar a nuestro pueblo, sino para sumirlo en su ira y sentimientos de venganza personal.
Es una contradicción que los antiguos líderes estudiantes, leedores de Marx , críticos de la URSS , hijos de desaparecidos y torturados por dictaduras de antaño, sean los dedos que señalan a los estudiantes , dirigiendo  su mirada de desprecio  y sentenciando a  la represión a  una generación que nada tiene de responsable por los acontecimientos del pasado.

"...Un bello arcángel aletea
junto a un gran pájaro de hierro.
Procura que un hombre lo vea
para ahuyentar cien mil destierros.
Pero el arcángel se sofoca
y un ala azul se le lastima
y el ave negra abre la boca
cuando atraviesan Hiroshima..."

No puedo quedarme de brazos cruzados mientras  un poder totalitario,  económicamente estancado y moralmente insolvente hace mi país añicos, en nombre de un socialismo lleno de sentimiento nostálgico y vacío de libertad y justicia social. Yo no abandono mis ideales, en esta CITA, sigo al  lado de los ángeles, enfrentando al señor de cañones, los balcones de Venezuela están llenos de gente gritando: esta es mi lucha, y juntos nos enfrentamos por alcanzar la verdadera libertad.


Stalin González