Todas las sociedades han sufrido en algún momento de su historia graves dificultades que han perjudicado fuertemente la vida de sus ciudadanos. Desde desastres naturales, guerras y crisis económicas, hasta inclementes dictaduras. Muchas han sido las ideas propuestas para solucionar tales crisis, sin embargo, desde el siglo pasado hemos comprendido que la mejor forma para dar fin a estos terribles escenarios, por su justicia y eficacia, es a través de una discusión y consenso donde la población pueda decidir el camino a tomar. Es decir, para afrontar y salir adelante de las crisis debemos pasar por un proceso democrático verdadero, acorde a la Constitución.
La crisis que afrontamos los venezolanos a diario, con fallas en los servicios básicos, con una hiperinflación que devora el salario y escasez de productos, se debe a las acciones del régimen chavista, que desmontó las instituciones del Estado para arrebatarnos el sistema democrático y así instaurar su modelo lleno de corrupción, autoritarismo e injusticias. Sin instituciones que trabajen para el pueblo y respeten los derechos de la población Venezuela se ha sumergido en una tragedia como nunca antes habíamos vivido.
Por eso, para lograr recuperar y reconstruir Venezuela, es necesario rescatar nuestras instituciones, de modo que estas si respeten los derechos del pueblo y trabajen en beneficio de todos, sin distinción de ningún tipo. Así podrán garantizar un ambiente donde se pueda cumplir el juego democrático y los venezolanos seamos capaces de decir, en elecciones, el futuro que deseamos.
No obstante, estas elecciones tienen que contar con unas condiciones mínimas para que sean realmente justas y legítimas. En primera instancia se debe tener un árbitro imparcial, que respete el juego democrático y el deseo de los venezolanos. Renovar el CNE es vital y resulta un paso importante en este camino. Así mismo, es necesario que todas las partes interesadas se reconozcan entre si y acaten el debido proceso. Además, será importante la supervisión internacional, que dará mayor respaldo a la elección. Todo esto creará la confianza necesaria y reconocimiento entre los venezolanos y la comunidad internacional. Esta es la manera para crear el consenso y los acuerdos que requiere el país para caminar al progreso y el desarrollo.
Algunos sectores minoritarios del país aseguran que no es posible realizar unas elecciones imparciales y acordes con la Constitución. Piensan que renovar las instituciones del Estado no tiene sentido. Pero lo que todos debemos entender es que incluso si el peor escenario se cumple, es decir que el juego democrático esté inclinado para la otra parte, tenemos que participar en él y dar todo nuestro esfuerzo para que las voces de los venezolanos sean escuchadas y sus votos tomados en cuenta. La peor decisión política que se puede tomar es seguir cediendo espacios y perder por forfeit. Justo lo que quiere el chavismo es dividirnos y que no participemos, porque no le conviene una Venezuela unida exigiendo a través del voto su libertad.
Los venezolanos somos capaces de demostrar que ante las adversidades es cuando nos hacemos más fuertes. No podemos dejarnos convencer por quienes dicen que nuestros esfuerzos serán en vano, ni rendirnos ante aquellos que tratan de oprimirnos. No actuar es dejar que la crisis, la miseria y la corrupción nos ganen. Es dar paso a mayores injusticias y desigualdad. Para salir de la crisis debemos organizarnos y unirnos en la misma causa. Somos un pueblo decidido que con coraje exige su libertad y avanza hacia ella con decisión. Venezuela volverá a ser un país democrático y capaz de brindar calidad de vida y oportunidades a todos.
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