Durante 21 años el chavismo se ha dedicado a tomar, violentar y corromper las instituciones del Estado venezolano en su afán por mantenerse en el poder. De esta forma lograron evitar las supervisiones y la rendición de cuentas que todo funcionario público debe cumplir para la transparencia y el correcto funcionamiento de su cargo. Así han demolido la democracia del país, imponiendo su modelo que tanto daño ha causado a los venezolanos. La hiperinflación, el sueldo que no alcanza para la canasta básica, los servicios que no funcionan, la escasez de productos y la migración de millones es el producto de estas prácticas infames y corruptas.
Esta semana decidieron dar un nuevo paso en ese camino injusto y nocivo. El ilegítimo TSJ nombró, de manera inconstitucional y unilateral, a nuevos rectores del CNE, tarea que corresponde a la Asamblea Nacional. Y por si fuera poco, estos mismos juristas del horror intentan suspender a las directivas de varios partidos políticos que le son adversos, para seguir silenciando todas las voces que reclaman un cambio político y el respeto a nuestra Carta Magna. Estas acciones solo van a profundizar la crisis que afronta el país y por tanto el sufrimiento de los venezolanos. Nos alejan una vez más de una pronta solución a la crisis que ellos mismos causaron.
Por eso, es preciso resaltar que Venezuela necesita del entendimiento de todas las partes que tienen influencia en la sociedad y que pueden aportar para la construcción de pactos que brinden soluciones a los grandes problemas del país. Todo esto con la intención de recuperar las instituciones del Estado y recobrar la democracia. Este es el medio para recuperar la libertad nuestro país y llevarlo al progreso y la justicia social. Es la forma para cumplir con el deseo que todos tenemos.
Son precisamente las instituciones del Estado quienes tienen la capacidad y la legitimidad para crear las condiciones básicas para un mejor futuro. Recuperándolas podrán funcionar con transparencia y eficiencia en beneficio del pueblo, bajo mutua supervisión y siempre acorde a lo que expresa la Constitución Nacional. Ellas además apoyan todos los espacios para la discusión de ideas y el debate de opiniones, de modo que de este contraste surjan los mejores medios para combatir los males de la sociedad. Así se generan las condiciones para una democracia donde podamos decidir el futuro que queremos, sin miedo ni censura.
Hoy la vida de millones depende de nosotros para cumplir el objetivo de reconstruir Venezuela. Es el peso histórico que recae en nuestros hombros y que no podemos eludir. Por el bien de nuestra nación es necesario que comprendamos que la situación actual nos demanda tener la madurez y el temple para lograr un entendimiento entre las partes. Este es un primer paso para retomar al camino institucional y progresivamente volver a la democracia que tanto deseamos y dejar atrás esta tragedia que