viernes, 24 de abril de 2015

CORRUPCIÓN A TRES BANDAS

Stalin Gonzálalez

En las cercanías de las tiendas se aglutina multitud de personas esperando recibir productos básicos. Algunos de ellos ejercen una nueva profesión: son bachaqueros.

En las cercanías de las tiendas se aglutina multitud de personas esperando recibir productos básicos. Algunos de ellos ejercen una nueva profesión: son bachaqueros. Estos se encargan de comprar la mercancía y venderla con un alto margen de ganancia, que puede ser suya o del funcionario o militar que gana por decirle los horarios de descarga de mercancía.

España adelanta una investigación sobre lavado de dinero y pide la intervención de los bancos que son usados para este delito. Aparecen seis nombres llamativos; cuatro ex funcionarios del alto Gobierno y dos empresarios venezolanos. El Gobierno se limita a declarar que los pasaportes no eran diplomáticos.

Un ex alto funcionario el país está asilado en EEUU como testigo protegido para atestiguar sobre casos de corrupción. Otro en funciones alega que es y ha sido traidor porque, mientras era funcionario, robó las arcas públicas. Dicha afirmación la hace mientras confiesa saberlo desde hace algunos años y ha callado por lealtad.

Tres casos de diferentes dimensiones, naturaleza y con consecuencias que tienen el mismo origen, la corrupción como modo de vida. Desde aquel que aprovecha su cargo para decirles a los propios dónde, cómo y cuándo está la mercancía y saca provecho de ellos, hasta aquellos casos más escandalosos y vergonzantes donde se robó el arca pública, se fue del país y cuenta con la anuencia de los congéneres para mantener el poder.

La corrupción y la impunidad reinante carcome a la sociedad. La falta de transparencia y rendición de cuentas, sumada a la eliminación de cualquier atisbo de control gubernamental, ha conllevado a niveles preocupantes de corrupción.


El robo al Tesoro Nacional es un atentado contra nuestras finanzas, nuestro presupuesto y el dinero que disponemos para concretar las políticas públicas. Por otro lado, erosiona la legitimidad de las instituciones y a los funcionarios que la ejercen porque no se vislumbran al servicio de la sociedad, conllevando a lo que vemos ahora, la deslegitimación del sistema político

ELECCIONES Y CRISIS

Stalin González

Día a día nos levantamos  con algunas preocupaciones;  se nos esta acabando un rubro y no sabemos si lo conseguiremos, qué camino tomar para que rinda el sueldo, porque camino irse para no ser robados camino al trabajo. En medio de este frenesí constante aparece en el escenario las elecciones parlamentarias  y vemos con un poco de irritación, que en este contexto  los voceros se aboquen a hablar de ello.

La sensación de desapego que siente el ciudadano común en estos temas es normal y previsible.  La crisis de las necesidades más básicas no nos ha dejado tiempo para reflexionar tan siquiera en como cubrirlas . Por otro lado , los que hacemos política en el país hemos fallado en comunicar eficazmente nuestra preocupación por estos temas y tampoco hemos razonado  nuestro interés en estas elecciones.

Las elecciones parlamentarias venideras no suponen de forma automática ningún cambio en estas preocupaciones diarias. Ganar la Asamblea Nacional no traerá, al día siguiente , la comida a la mesa. Éstas tampoco suponen un cambio de régimen, ni un cambio violento en la forma que vemos hasta ahora que se ejerce el poder .

Sin embargo, obtener la mayoría parlamentaria si plantea un escenario para empezar a cambiar estos problemas.  En este momento nuestro cuerpo legislativo es una público  pagado para aplaudir cuando le encienden el aviso el presidente , pero éste puede ejercer importantes  facultades para controlar la gestión publica .

La derogación de regulaciones obsoletas que imposibilitan el natural desenvolvimiento de nuestro aparato productivo, la interpelación sobre temas que no tenemos explicaciones fiables, la solicitud de investigación por el robo a nuestras arcas publicas , la suspensión de financiamientos discrecionales y el control de la gestión presidencial puede lograrse con una mayoría parlamentaria.

Estas elecciones vislumbran como un camino democrático pacifico y viable para empezar a cambiar las cosas en este país. Las colas, la inseguridad , la corrupción y el personalismo deben ser frenados y eliminados de nuestra vida diaria y creemos que llegando a las instituciones es posible lograrlo.


El acompañamiento a las preocupaciones diarias esta allí y es un compromiso hacerle llegar a todos los venezolanos nuestra propuesta política que viren el destino venezolano, pero parte de este camino incluye impregnar las instituciones venezolanas de la pluralidad , el dialogo y la honestidad que carecen y dichos comicios son una oportunidad para ello.

ETICA PARA POLITICOS

Stalin Gonzáles

La salud democrática de un país depende en gran medida de la calidad ética de los ciudadanos y de sus políticos.

La salud democrática de un país depende en gran medida de la calidad ética de los ciudadanos y de sus políticos. Por su parte, la legitimidad de las instituciones democráticas se basa en la capacidad que tienen estas de generar confianza en la ciudadanía y esto solo es posible a través de una gestión íntegra por parte de sus dirigentes.

Es lógico pensar, pues, que el bienestar de nuestro país y de sus instituciones pasa por el ejercicio de actitudes éticas. Eso quiere decir que todo ejercicio político debe estar basado en la honestidad, en la transparencia, en la lealtad, en la austeridad y en la vocación de servicio, independientemente de las preferencias políticas que se tenga.

La actual deslegitimación de la dirigencia política que sufrimos los políticos venezolanos tiene sus orígenes en la ausencia de esos valores por parte de quienes pertenecen a la elite del poder. Este fenómeno no es nuevo, de hecho fue la causa más importante que llevó a la revolución al poder; pero no se extinguió a su llegada, sino que sucedió todo lo contrario: rige ahora con mayor fuerza y desfachatez.

Venezuela está sufriendo un ejercicio político sin algún vestigio de práctica honesta, tolerante, dialogante, leal o siquiera transparente. Hoy, políticos venezolanos celebran el menosprecio a otros en todas las esferas, incluso en aquellas donde el diálogo es la base. El despilfarro del bien público y la impunidad para quienes lo han violado son recurrentes y notorios. Vemos con tristeza dirigentes que venden sus ideas por el interés propio sin importarles siquiera a quienes les deben su investidura y observamos acciones políticas que discriminan a un sector de la sociedad como casi una norma gubernamental.

El ejercicio político se entiende como el servicio público y eso exige que quienes la ejercen actúen siempre con celeridad, respetando al adversario, buscando el diálogo y comprendiendo que su alcance debe llegar a todo aquel que su ejercicio, más allá de las diversidades sociales, religiosas o políticas que en la sociedad existan, les competen.


La ética política es el único modo de lograr una convivencia fructífera, ordenada y democrática. La sociedad venezolana requiere su recuperación, su ejercicio recurrente y, a quienes la desvirtúen, la merecida condena.

martes, 7 de abril de 2015

OBAMA NO ES EL PROBLEMA

Stalin González

Como ya he escrito en este espacio hace un par de semanas el presidente de EEUU, Barack Obama decreto sanciones para siete funcionarios de Venezuela y dejó abierta la puerta para futuras acciones contra funcionarios de nuestro país si estiman necesario. Más allá de las opiniones que yo tenga sobre este tema, además ya manifestadas aqui y en otros medios, quiero resaltar la centralizad que ha tomado este tema para los dirigentes  políticos del gobierno de Venezuela.

Desde que conocimos de dichas sanciones el presidente Maduro y sus colegas no han hecho otra cosa que hablar de las sanciones, movilizarse por las sanciones, encadenarse por las mismas y ahora pedir la firma para su derogación. De hecho, la última noticia es que nuestro presidente le solicitará personalmente al presidente Obama que rectifique su decisión en la Cumbre de las Américas
Toda esta movilización me parecería exagerada en situaciones normales, pero en el contexto que vivimos me parece casi criminal. Como sabemos, nuestra situación es cada día más precaria. Los venezolanos estamos sobreviviendo como podemos a esta crisis económica y e intentamos salvaguardarnos a la envestida social.

Mientras los venezolanos estamos preocupados por el futuro de nuestros hijos, por la escasez de comida, por la ausencia total de algunas medicinas ,por la situación de nuestros hospitales, quienes lideran el gobierno, sólo piensan en la sanción . Mientras familias enlutan , mientras jóvenes deportistas muero en manos de la delincuencia , ellos piden movilización por el congelamiento de bienes de siete funcionarios.

El presidente Maduro debe sentarse cuanto antes y liderar un cambio económico que conduzca al país lejos del hueco que el mismo lo ha llevado. El alcalde de Caracas debería gestionar a la ciudad  que clama por su atención . Los ministros deben planificar políticas públicas coherentes y transparentes para el uso inteligentes y equitativo de nuestros recursos .


Es imperante que los que dirigentes este país dejen de buscar enemigos externos y empiecen a buscar responsables de los errores internos. El principal problema del país tiene muy poco que ver con Obama y mucho que ver con su gestión. Es momento que dediquen a los venezolanos su tiempo y sus esfuerzos

EL DERECHO A EXIGIR DERECHOS

Stalin González

En nuestro país, cada día hay protestas y la mayoría de ellas, más del noventa por ciento de los casos, son pacíficas. Sin embargo el número de apresados por la Fiscalía tras manifestaciones, según la Memoria y Cuenta de este organismo, es la más alta en los últimos 25 años. La Defensoría del Pueblo, la institución destinada a la defensa de los derechos de todos los venezolanos, ha sido en los últimos años un testigo mudo a los atropellos, encarcelamientos y sentencias por parte del aparato del Estado, donde sus dirigentes apoyan juicios sin el debido proceso, tumbas como cárceles y decretos con sentencia a muerte.

La justicia en nuestro país está enceguecida de poder y la balanza esta vergonzosamente desequilibrada. Aunado a ello el nivel de impunidad supera el 90 por ciento, engordando las cárceles de multitud de individuos sin juicio, garantías, ni derechos.

La sistematizada exclusión política y la impunidad en los últimos quince años, explican de forma importante la vulneración de derechos en la Venezuela actual. La exclusión política ha llevado a los dirigentes del gobierno a desarrollar un entramado jurídico que limite el derecho a protestar. En Caracas vemos por ejemplo cómo el Alcalde de la ciudad viola nuestros derechos, cuando prohíbe taxativamente las manifestaciones en el municipio, también lo vemos con el recurso que expidió el TSJ contra los alcaldes y sus responsabilidad ante las manifestaciones y se evidencia en el encarcelamiento del Alcalde Ledezma por disentir y expresar su descontento con las políticas del gobierno.

La defensa de los derechos colectivos está fracasando, los civiles y políticos están siendo vulnerados y los derechos sociales han retrocedido.


El estado de la Venezuela actual debe llamarnos a la reflexión, el trabajo individualista no trae más logros que algún fugaz reconocimiento. La búsqueda del beneficio personal ha diluido la fuerza de nuestros reclamos. La desinstitucionalización paulatina, lenta y silenciosa ha menoscabado nuestras garantías jurídicas e institucionales para la defensa y el reclamo de nuestros derechos